"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

UN NIÑO CAPRICHOSO

La climatología que estamos viviendo en los últimos meses resulta un tanto extraña cuando vemos que día tras día nos continúan entrando borrascas y más borrascas, como si de un clima continental se tratara. Clima que resulta increíble en estas latitudes, y que hace tan sólo unos meses no se nos pasaba ni por la imaginación.
Son muchas la teorías que se han esgrimido en estos tiempos para poder buscar una explicación a la situación que tenemos en nuestras zonas con respecto a la climatología; situación que unos dicen que es debido al cambio climático, otros a que el clima Mediterráneo que es así, y también cobran cada vez más fuerza  los que dicen que esto son los efecto que provoca esa corriente que llaman el niño, y que según por donde sople, nos entran las borrascas Atlánticas o no nos entra en nuestra zona.
Los efectos del temporal están siendo devastadores en prácticamente toda la cuenca del Guadalquivir y del Guadalete, anegando casas, tierras de cultivo, locales e industrias; provocando numerosísimos daños que para muchos supone un duro golpe en su economía que la dejará muy maltrecha.
Pero después de todos estos meses de lluvia casi generalizadas, después de poner los embalses al 80%, después de ser sufridores de los numerosos destrozos, se nos anuncia desde la Agencia Andaluza del Agua que hay agua para el regadío garantizada para dos años y tres para el consumo humano. Y uno se para y se pregunta si ¿cada vez que se nos llenen los embalses, tenemos que sufrir todos estos daños?; ¿Estamos preparados para convivir con este clima Mediterráneo?; si el último periodo de seco ha durado en torno a catorce años, mal lo vamos a pasar cuando sólo tenemos agua para dos años, y todo eso con lo que ha caído.
Todo esto nos tiene que hacer reflexionar y pensar que aunque el Guadalquivir ahora parezca el amazonas, no lo es, y llegara también el momento que lo veamos como se acostumbra a verlo, prácticamente casi seco, y en el que nos acordemos de toda el agua que en estos días se ha ido al mar. Pero ya será demasiado tarde, y lo único que nos queda es la lamentación y la resignación de lo que pudo ser y no fue.
Ahora es el momento de que se aproveche este tirón y tregua que el clima le da a la sequía, para que serenamente podamos abordar esta cuestión y pensemos como podemos prepararnos para que cuando llegue una situación como la que vivimos ahora mismo, la aprovechemos al máximo y tengamos las suficientes infraestructuras que muchas de ellas están pendientes de realizar en la cuenca desde los años 80 y otras nuevas que se puedan planificar, para que cuando todo termine el agua embalsada en lugar de dar para dos años como ahora nos pueda dar para un ciclo de cuando menos la mitad del periodo seco que nos llegará, por que lo que sí tenemos que tener bien claro es que este niño, no lo viene demostrando, que es un poco caprichoso.

No hay comentarios: