"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

YA ES NAVIDAD


Mañana oiremos el famoso soniquete de los Niños del Colegio de San Ildefonso cantando los números y premios de la lotería de navidad, como manda la tradición cada veintidós de diciembre, dando el pistoletazo de salida y los días más festivos de todo el año, que prácticamente todos de una u otra manera celebramos para conmemorar la navidad y recibir el año nuevo con paz y alegría y por supuesto con la esperanza de que los Reyes Magos se porten bien y nos traigan todos aquellos regalos y deseos que le hemos pedido.
Estos días señalados en rojo en el calendario, propician la fiesta y el júbilo, el reencuentro familiar y el recuerdo de aquellos que ya no están entre nosotros, que durante estos días los tenemos mucho más presentes que nunca, aunque no se nos olviden cada día del año, pero como estos días son especiales, pues el recuerdo también es especial. Recuerdo que también nos lleva a aquellas navidades de nuestra infancia en las que jugábamos y correteábamos entre los adultos e íbamos de casa en casa pidiendo el aguinaldo que casi siempre distaba mucho de aquel que definía el villancico como el aguinaldo real.
Pero el verdadero sentido de la navidad es esa fiesta religiosa que celebra el nacimiento del niño Jesús, o el mesías que vino a la tierra como nuestro salvador, según la Iglesia Católica, concebido sin pecado en el vientre de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo, para de alguna manera trasladar la fe del padre entre nosotros y extender por el mundo entero la religión Católica, que tan arraigada está en mucha partes del mundo y sobre todo en nuestro país, donde estas fiestas junto con las de la Semana Santa pueden ser su máximo esplendor.
Aunque nosotros hemos pasado de tener esa fiesta religiosa a convertirla en una fiesta pagana, donde la diversión y el derroche nada tiene que ver con el ayuno y la austeridad que nos dicen los cánones de la Iglesia Católica, donde estos días tratamos de divertirnos a toda costa, dejando atrás todo lo que sea preciso para que esa diversión pueda estar asegurada en todas la fiestas y por encima de todo, pues esto días nos cambian y nos vuelven como un calcetín para sacar de nosotros ese lado lúdico, que no religioso, que nos hace tener ese extraño comportamiento durante todas las fiestas.
A pesar de todo mañana se abre oficialmente la navidad y esa fecha que nos marca en el calendario su inicio, nos lleva a que estos días sean de excesos en todos los aspectos, tanto en las comidas, como en la exaltación de la amistad, así como el trato con la familia que se torna distinto durante los fabulosos días que vamos a vivir a hasta que su majestades de oriente hagan su fugaz aparición el próximo seis de enero, cargaditos de juguetes y regalos, para enloquecer a niños y mayores durante esa noche mágica que todos vemos desde nuestra retina con anhelo.
Como en cada navidad siempre aparecerá esa coletilla que dice mi madre que lo que importa por encima de todo es la salud, que parece que no tiene valor y no nos damos cuenta de ello hasta que la perdemos, que es cuando la empezamos a valorar de una manera más intensa, por eso lo mejor es desearle a todo el mundo felices pascuas y un próspero año nuevo.

CUANDO EL CINE ERA UN NEGOCIO


Hace pocos días pasé por la puerta de un cine en una de las localidades de esta provincia. Un cine en el que se notaba el paso del tiempo y desuso del mismo, y sobre el que colgaba en su fachada unas letras casi caídas y un marco de madera totalmente arrumbado en el que antaño se colocaban las carteleras de cada una de las películas que día tras día se venían proyectado en esta sala y a la que buen seguro se asomaban una gran parte de los vecinos de la localidad.
Esas salas de cine eran el punto de encuentro de pequeños y mayores y por supuesto quizás el único contacto existente en el pueblo con la cultura. Eran el lugar en el que cada día de proyección se daban cita los grupos de amigos y amigas para poder pasar un rato de diversión, disfrutando de la película que ese día se echaba en aquellas viejas salas de cine, por las que habían pasado generaciones y generaciones de la casi totalidad de vecinos del pueblo que con más o menos asiduidad se acercaban por estas salas para poder ver a sus actores preferidos de aquella época.
Quién no ha ido al cine de su pueblo con la excusa de ver una película determinada, para sentarse a lado de la chica que le gustaba con el fin de que con la complicidad que daba la oscuridad de cada una de estas salas, poder cogerle la mano a esta chica, y si su descuido era mayor, entonces se le robaba un beso de esos que se dan sin querer pero que llegan a alma y hacían ponerse la piel de gallina en todo el cuerpo.
En aquellas salas de cine trabajaban un operador de cámara, un taquillero, un acomodador y otra persona que normalmente atendía el ambigú que siempre había en las mismas. Un número de personas importantes en la generación del empleo en cada una de las localidades, cuando estas salas cine eran un negocio del que vivieron algunas familias de la localidad y casi seguro durante varias generaciones que tenían el cine, lo cuidaban para proyectar en ellas los estrenos cinematográficos de aquella época con los artistas que estaban en el candelero en cada momento y que el cine del pueblo era la única forma de que los vecinos y vecinas los conocieran.
Ahora ya sólo nos queda el recuerdo y la añoranza de aquello que fue un negocio floreciente antaño y sirvió como motor de la economía de muchos pueblos de la provincia, en los que nos podíamos encontrar en algunos de ellos hasta varias salas de cine que se hacían una sana competencia para poder proyectar aquellos estenos que en un principio eran en blanco y negro, dando paso a unos esplendorosos años de películas a color que muchas de ellas debían pasar el filtro de la censura de aquella época por no considerarlas adecuadas para ser vistas por un determinado público de la localidad.
Pero a pesar de que esto ya no es negocio, gracias a la Diputación Provincial, se mantiene viva esa pasión por el cine, con los ciclos de cine de verano que cada año lleva a los diferentes pueblos de la provincia, para que esa llama del cine quede viva en todos aquellos que un alguna etapa de su vida visitaron alguna de estas salas.

CUATRO DÉCADAS DE CONSTITUCIÓN


Cuando en diciembre de 1978 los españoles ratificaron la Constitución, dieron el visto bueno a un texto legal, pero, sobre todo, certificaron la llegada de un viejo anhelo. El de una democracia plena, estable, en cuya ley fundamental todos los partidos y territorios hubieran participado, y en la que todos los españoles se sintieran reconocidos. El resultado del referéndum así lo demostraba. Por fin íbamos a poder aspirar a ser como los países más admirados de nuestro entorno, aquellos que nos habían servido de espejo en el que mirarnos durante los oscuros años del franquismo.
La Constitución Española de 1978 acaba de cumplir su cuarenta aniversario. Cuarenta años de aplicación de la Constitución que dan para un gran análisis, donde el debate sobre su vigencia está abierto, pudiendo pensar sí ¿Es necesaria una reforma para adaptarse a una realidad diferente a la de 1978, y, sobre todo, para darle un horizonte de futuro amplio? Reformas que desde un tiempo a esta parte planean entre toda la ciudadanía, como un mantra que se extiende y que va calando en toda la sociedad, señalando cada vez más necesaria esa reforma constitucional.
Existe la idea de que la Constitución española no se encuentra entre las originales y que el régimen político que instauró se prestó poco a innovaciones, cuestión ésta, no sólo explicable por nuestra pertenencia a la cultura social, política y jurídica eurocontinental, sino que también por ser muy saludable. Además, nada de extraño tiene que nuestros constituyentes hayan tenido muy a la vista los modelos existentes de justicia constitucional y las tablas de derechos y libertades contenidas en las constituciones de su entorno y en declaraciones y convenios internacionales en los que España aspiraba a integrarse. Innovar en estos terrenos no habría sido difícil, pero sí muy peligroso.
La Constitución española de 1978 es un buen ejemplo del llamado constitucionalismo cultural moderno, caracterizado por la importancia que se otorga en los textos constitucionales a los asuntos culturales, por incluir a la cultura dentro de los derechos fundamentales y por el reconocimiento del pluralismo y la diversidad cultural. Los logros, en estos cuarenta años, han sido muchos. Pero las tareas pendientes son también grandes. La Constitución de 1978 sentó las bases de un nuevo orden político y social: las libertades, la igualdad jurídica y la democracia.
La Constitución Española de 1978 cumple 40 años y se convierte en la Carta Magna más importante y longeva de la Historia de España. Nacida al final de la dictadura franquista y tras un pacto de Estado de las principales fuerzas políticas del país, incluidos los franquistas de la época, los comunistas del exilio y demócratas y los nacionalistas vascos y catalanes. En su firme caminar la Constitución de 1978 permitió la recuperación de las libertades y la Democracia en España, amplió y nos garantizó el Estado del Bienestar y la convivencia pacífica entre los españoles. Convivencia que vemos como empieza desmoronarse.
Cuarenta años después y en el momento actual la Constitución de 1978 está sólidamente instalada en España pero se enfrenta a una necesaria reforma para actualizar el texto de la Carta Magna a los tiempos en los que vivimos y mejorar en las instituciones, la política, la economía, la vida social y los derechos civiles cuestiones que están vivas y que hoy se insertan en las necesidades y demandas de los españoles.