Estos días
andamos escuchando muchas cosas sobre aquello de la igualdad de género,
preguntándonos muchos que qué puede ser aquello y como se podría definir este
par de vocablos. Definición que para tenerla clara debemos saber que la igualdad de género implica que
hombres y las mujeres deben recibir los mismos beneficios, las mismas
sentencias y ser tratados con el mismo respeto. El principio de igualdad y de
no discriminación por razón de sexo es una obligación de derecho internacional
general, que vincula a todas las naciones y, dado su carácter primordial, se
establece siempre como un principio que debe inspirar el resto de los derechos
fundamentales.
Todo sin
olvidar que hombres y mujeres son distintos. Pero no porque su cerebro o
capacidades sean distintas sino porque su sexualidad es diferente y ello tiene
consecuencias físicas y sociales. Pero sobre todo como resultado de
interminables siglos de injusto trato desigual. Recordemos que hace menos de un
siglo los hombres tenían el monopolio de la autoridad legal, el poder político
y civil, el derecho exclusivo de la propiedad. Por lo que debemos luchar contra
la inercia del pasado. Cambiando un sistema forjado y desarrollado por y para
los hombres. Fomentemos el equilibrio de género tanto en nuestros hogares como
en nuestro lugar de trabajo. Cambiemos el modo en que gestionamos nuestros
roles en las dimensiones pública e íntima: hombres y mujeres tienen que ser
igualmente capaces y estar dispuestos a participar en la misma medida en las
dos dimensiones. Fomentemos la idea que hombres y mujeres tienen que compartir
de forma equilibrada las posiciones de poder y de decisión en los gobiernos, en
el mundo de los negocios, y en todos los sectores económicos.
Si bien se han
producido avances a nivel mundial con relación a la igualdad entre los géneros
a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluida la igualdad de
acceso entre niñas y niños a la enseñanza primaria, las mujeres y las niñas
siguen sufriendo discriminación y violencia en todos los lugares del mundo. La
igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la
base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Si se
facilita a las mujeres y niñas igualdad en el acceso a la educación, atención
médica, un trabajo decente y representación en los procesos de adopción de
decisiones políticas y económicas, se impulsarán, las economías sostenibles y
se beneficiará a las sociedades y a la humanidad en su conjunto.
La igualdad de
género es un principio constitucional que estipula que hombres y mujeres son
iguales ante la ley, lo que significa que todas las personas, sin distingo
alguno tenemos los mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad en
su conjunto. Sabemos bien que no basta decretar la igualdad en la ley si en la
realidad no es un hecho. Para que así lo sea, la igualdad debe traducirse
en oportunidades reales y efectivas para ir a la escuela, acceder a un trabajo,
a servicios de salud y seguridad social; competir por puestos o cargos de representación
popular; gozar de libertades para elegir pareja, conformar una familia y
participar en los asuntos de nuestras comunidades, organizaciones y partidos
políticos.
Lo cierto es, como
he dicho más arriba, se ha avanzado, quizás mucho, pero no es menos cierto que
aún nos queda una muy largo camino por recorrer para que la igualdad de género
salga de la utopía y pase a ser una realidad.