En los últimos días y tras la celebración de las elecciones Vascas y
Gallegas, estamos oyendo mucho hablar que hace falta una regeneración política
en este País y sobre todo en claras alusiones a los resultados obtenidos por el
Partido Socialista Obrero Español en esas dos citas electorales, que los han
relegado a ser la tercera fuerza política en sendos parlamentos.
Aunque nací en los últimos años de la dictadura, apenas contaba con
media docena de años cuando falleció el dictador, y prácticamente todos mis
años desde que tengo uso de razón, los he vivido en Democracia, primero en la
transición y luego posteriormente en la consolidación de la democracia que nos
dimos todos los españoles con la Constitución de 1.978, y desde que tengo uso
de razón, como digo, vengo viendo casi las mismas caras al frente de partidos
políticos, sindicatos, organizaciones patronales y sociales, de tal manera que
llegaron aquí hace 30 años y se agarraron al sillón y son incapaces de soltarlo
y dejar que entre aire fresco en su colectivo para que se produzca esa
regeneración que tanto alzamos la voz para pedirla en estos días.
La inmensa mayoría de estas personas, llegaron a los partidos políticos
o a los colectivos sociales, y al parecer han hecho de esto su lugar de trabajo
hasta la jubilación, en lugar de hacer un lugar de paso donde se está durante
un período de tiempo donde se lucha por
unos principios y se aportan las ideas de cada uno para la consecución de unos
fines, para luego dejar vía a libre a nuevas personas con nuevas ideas que
transiten por el camino que los antecesores le han ido marcando.
Pero en España esto es bien distinto, y el obtener un cargo de
representación en un partido político o en una organización sindical, social o
patronal, es casi como aprobar una oposición que los mantendrá en él durante toda
su vida laboral, y algunos llegan a ellos muy jovencitos, y prácticamente sin
experiencia laboral en ningún otro lugar. Y cuando uno repasa su curriculum
treinta años después, te das cuenta que el bagaje laboral que tienen es siempre
el mismo, dependiendo del puesto que en cada momento les haya tocado
representar.
En los cargos de representación es importante estar y darlo todo
cuando en ellos se está, por que será la forma de que nuestras ideas empiecen a
marcar el camino que nuestros sucesores continuaran, pero lo mismo que hay que
estar y saber estar, también es mucho más importante el saber irse y por
supuesto con dignidad y la cabeza bien alta por el trabajo bien hecho, porque
nadie puede dar lugar a que los tengan que echar de esos cargos, bien sean los
electores o los mismos miembros de sus colectivos por no sentirse representados
por ellos en un determinado momento.
La regeneración política y social es necesaria, púes con ella llegan
nuevos aires y nuevas ideas que dan impulsos impresionantes a los proyectos que
nuestros antecesores crearon, y sobre todo es un ejercicio de salud
democrática, que le honra a cualquier persona que está en alguno de estos cargos
y decide en un momento determinado dejarlo, para dedicarse a otras actividades
en su vida, y esta es una muestra de que ésta persona antepone el interés
general del colectivo al suyo particular, porque de lo contrario se cae en el
egoísmo y en el inmovilismo que al final termina por engullir a uno mismo.