El otro día mirando
noticias sobre el aceite de oliva y todo lo que lo rodea, pude leer varias
noticias que me dejaron un poco perplejo, o cuando menos bastante preocupado.
La primera fue que el precio del aceite alcanza ya mínimos históricos, que no
se conocían desde hace más de un década, con las consecuencias que eso conlleva
para las economías de los olivareros y olivareras y por supuesto para la
economía general de esta provincia. En un segundo lugar, también me dejo un
tanto desconcertado, el saber que las importaciones de aceite de Túnez se están
produciendo a un ritmo vertiginoso, tanto desde España como desde Italia.
Estas importaciones
están haciendo bastante daño al precio de nuestro aceite, porque todos sabemos,
o por lo menos nos los imaginamos, cuales son los costes de producción de un
kilo de aceite en el país Tunecino. Con lo que está plenamente garantizado el
conseguir el aceite a unos precios muchísimos más bajos de los que ya están en
España y que además, si este entra en la Unión Europea sin aranceles, pues el
perjuicio para nosotros es todavía mayor. Provocando esto que los grandes
operadores puedan abastecer a sus clientes sin problema alguno, llevando al
aceite de Unión Europea en general y de España en particular al hundimiento
total desde hace más de un año, ya que no sólo entra desde Túnez sin arancel el
contingente que tiene autorizado la Unión Europea para las importaciones de
este país, sino que a través del Trafico de Perfeccionamiento Activo (TPA),
está entrando en toda la Unión Europea un cantidad de aceite, que luego sí
saldrá una vez refinado, antes de los seis meses, a países de fuera de la
Unión, pero que este va a servir para cubrir la demanda de aceite en las zonas de
fuera de la Unión, en las que se está exportando este producto.
Por ello, por mucho
frente común, o movilizaciones que queramos hacer, seguimos sin levantar cabeza,
y semana tras semana vemos como el precio del aceite vuelve a cotizar a la
baja, ante la mirada atónica de todo el mundo, muchas veces sin saber o
preguntándonos porque es esto así, que tiene difícil o muy rara explicación de
lo que está pasando.
Queremos buscar siempre
al culpable en casa y vemos cuando empresas cooperativas utilizan este sistema
para poder tener aceite suficiente y abastecer a sus clientes de terceros
países, como cargamos contra ellos sin piedad, como lo hicimos contra Dcoop en
su día, cuando se le pasó el plazo del TPA y tuvo que pagar no una sanción,
sino el arancel correspondiente de ese aceite traído a través del TPA, igual
que hacen el resto de las cuatro o cinco grandes empresas que operan con este
producto, para tratar por un lado eludir los aranceles que EEUU está imponiendo
a los productos Españoles como el aceite de Olivia o la aceituna de mesa y por
otro lado para de alguna manera suministrar a sus clientes en estos países
aceite a unos precios mucho más bajos que los que tenemos en nuestro mercado.
La solución es bien
sencilla y sí todo el problema del aceite de oliva y el precio que tiene en la
Unión Europea, pasa por estas importaciones de aceite desde países terceros
hacia los países de la Unión, con contingente o través del TPA, no hay nada más
que prohibir, para todo el mundo, mediante un Reglamento Comunitario estos
contingentes, y sobre todo estás prácticas, que a las claras son bastante
abusivas.