Todos los días es Día de la Tierra. Pero se celebra
popularmente el 22 de abril. El Día de la Tierra es una manifestación más de
nuestra naturaleza. Una celebración del respeto que le tenemos al planeta a
pesar de los errores que cometemos durante nuestra existencia. El origen de
este día, celebrado mundialmente (aunque no en todas partes), se encuentra en
Estados Unidos, durante los 70. Y está asociado, sin duda, a un nombre: Gaylord
Nelson. La historia cuenta (a pesar de los curiosos rumores sobre Lenin) que
fue este político quién aprovechó
un miércoles para organizar una manifestación en defensa del medio ambiente y
el ecologismo. Un momento muy estudiado y que venía cociéndose desde la década
de los 60 debido a la creciente irresponsabilidad ambiental del gobierno de
Estados Unidos. Ya había gérmenes plantados desde la comunidad científica y
estudiantil. Ese miércoles los estudiantes y trabajadores se unieron en una
manifestación pacífica que pretendía rendir homenaje y mostrar la preocupación
colectiva sobre temas como el medio ambiente, la superpoblación o la
conservación de la biodiversidad. Reconociendo que la Tierra y sus ecosistemas
es nuestro hogar y resaltando la necesidad de promover armonía con la
naturaleza y el planeta, en abril de 2009 la Asamblea General de la ONU designó
el 22 de abril como Día Internacional de la Madre Tierra
El suelo que pisas, el aíre que respiras y todo lo que comes,
bebes, tocas o hueles pertenecen al planeta en el que vives. El Día de la
Tierra es la jornada mundialmente escogida para celebrar la existencia de
nuestra casa; un feliz accidente que nos ha permitido elevarnos desde meras
células primigenias hasta llegar a ser los monos pensantes que somos hoy día. Y
da igual tu creencia, tu fe o tus valores. El Día Mundial de la Tierra es un día con 45 años de historia y que
pretende perpetuarse por muchos más. Es muy importante que comprendamos
qué hacemos en este mundo y cómo lo hacemos. Porque es el único que tenemos y
toda nuestra vida, la única que poseemos, está ligada a este planeta. Por eso,
el Día de la Tierra es un día que todos deberíamos de celebrar con un poco de
conciencia.
La tierra habitada por humanos vive un momento histórico de
explotación en todos los sentidos, y a medida que nos multiplicamos, no por
miles sino por millones, los efectos, las consecuencias, son palpables.
Hablamos constantemente del cambio
climático, y es una realidad, pero hay muchas otras situaciones
cotidianas que requieren que pensemos en nuestro planeta bastante más a menudo
de lo que la mayoría lo hacemos. El paso primordial para tomar conciencia de la
defensa y conservación de toda la vida en el Planeta Tierra es meditar sobre
ello, dedicar un tiempo a pensar y reflexionar sobre el estado de deterioro a
que ha llegado nuestro "hogar", sobre la conservación de las especies
vegetales, sobre los animales domésticos y sus derechos, sobre ejemplares en
vías de extinción, sobre posibles soluciones a la basura en el mundo y sobre el
apoyo a las Organizaciones Nacionales e Internacionales de lucha por la
preservación de la vida en el Planeta. No cuesta mucho reconocer que estamos
llegando a la última hora en la cual podemos tomar acción para salvar nuestro
planeta. La solución es fácil.