"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

EL TRANSPORTE PÚBLICO DE JAÉN CAPITAL


De vez en cuando aparece el debate de Jaén de qué hacer con el transporte público en la Capital, como reorganizarlo y como hacer un transporte moderno, respetuoso con el medio ambiente y sobre todo adaptado a las necesidades de una Jaén del siglo XXI y a las propias de los vecinos y vecinas de una Capital de provincia que no quiere seguir anclada en el pasado con un transporte público totalmente obsoleto, que deja mucho que desear para los tiempos actuales, y que por supuesto estos vecinos y vecinas no se merecen.
Siempre que sale este debate surge con él la polémica de la ubicación de la estación de autobuses, o la nueva construcción de una estación intermodal que albergue las estaciones de tren y autobús conjuntamente. Como todo debate y su polémica siempre hay diversidad de opiniones y siempre hay quien ve una barbaridad en hacer la intermodal en Vaciacostales, mientras otros no tanto, con lo que entre un extremo y otro existe el término medio, que como siempre es donde se suele encontrar la virtud, para tratar de resolver esta añeja polémica, que hace años que debería estar resuelta y que el anterior equipo de gobierno ha dejado en el cajón, no sabemos si por miedo a abrir el debate, si por falta de compromiso con la ciudad o por incompetencia para estar a la altura de un debate como este.
Lo cierto es que el debate está en la calle y no se puede demorar mucho más el poner encima de la mesa la solución, o las posibles soluciones, que el mismo puede tener, puesto que de lo contrario sería seguir perdiendo mucho más tiempo del que ya se ha perdido sin aportar solución alguna.
Ahora es necesario tener mesura y talento para platear estos debates y sus alternativas, puesto que lo que sí está claro es que Jaén necesita una reorganización del transporte público y ello lleva aparejado la construcción de una estación intermodal, para autobuses y trenes, que no tiene por qué bajarse a Vaciacostales, sino que perfectamente puede estar emplazada en el mismo lugar que la actual estación del tren, tras el soterramiento de la vía del tren, donde se liberarían muchos metros cuadrados de suelo que perfectamente pueden dar cabida a la estación de autobuses junto a la del tren tal como lo conocemos todo el mundo en la actualidad.
No puede ser que la Capital de la provincia tenga una red autobuses urbanos y unas conexiones provinciales e interprovinciales, totalmente arcaicas, con un tranvía sin estrenar oxidándose y deteriorándose día tras día en las cocheras, y discutiendo todavía de quien es la criatura. Por eso es muy importante que ya de una vez por todas se centre el debate, y me consta que el Alcalde Julio Millán así lo está haciendo, para que con voluntad y compromiso de todas las partes, Gobierno Central, Junta de Andalucía, Diputación y Ayuntamiento, Jaén pueda tener unos transportes públicos que le puedan ser útiles a la ciudadanía de toda la provincia y por supuesto de todos aquellos que nos quieran venir a visitar.
Por ello, ha llegado la hora y es importante dialogar, debatir hasta la saciedad si es necesario, pero que por parte de todos los implicados se aporten las soluciones definitivas, para que todos podamos ver una ciudad moderna como la que nos merecemos y se merecen las generaciones que nos sucedan.

SE VEÍA VENIR


Hace unos días las Cooperativas Agroalimentarias anunciaron que la provincia de Jaén sufriría una reducción de cosecha de en torno a 60% menos para la próxima campaña, que está ya casi a la vuelta de la esquina, como quien dice. O sea a un par de meses vista de dar el pistoletazo de salida, se va  vislumbrando que la merma de la cosecha para la esta próxima campaña será bastante considerable, provocando una disminución de ingresos importante en el bolsillo de todos los olivareros de la provincia de Jaén que nos llevará a que en el año 2020 vamos a tener que apretarnos el cinturón de manera importante.
La climatología este año no ha sido nada benévola con el campo de la provincia de Jaén, puesto que la casi ausencia de lluvias ha hecho que el olivar, sobre todo el de secano, no pueda tener una óptima floración y por consecuente un cuajado y desarrollo vegetativo del fruto aceptable, que haga que la cosecha pueda ser cuando menos similar o igual a la de la campaña pasada, sino que más bien va a ser todo lo contrario, como nos están apuntando las Cooperativas Agroalimentarias.
Este año los olivareros y olivareras de la provincia vamos a estar penalizados doblemente, por un lado por esta gran caída de la cosecha y por otro lado por la bajada injustificada de precios que estamos sufriendo sin motivo aparente alguno, que ha llevado los precios, manipulados entre cinco firmas, a niveles donde hacía décadas que no se conocían, provocando una pérdida económica importante que nos lleva, como dicen muchas personas mayores, a un año de veinticuatro meses en lugar de uno normal de doce. Eso contando que los precios se recuperen de alguna manera junto con la cosecha para la siguiente campaña y que pueda ser por lo menos como la media de las últimas cinco campañas.
La ruina que se viene arrastrando en el sector del olivar y del aceite de oliva es bastante importante y ahora vemos como se ve agravada por esta tan escasa cosecha que para muchas explotaciones no llegara ni tan siquiera a cubrir los costes de producción, por lo que los agricultores deberán sacar dinero de sus bolsillos para poder mantener sus plantaciones de alguna manera y que puedan estar medio en condiciones para la cosecha del años siguientes, puesto que de lo contario la cosecha será también más bien escasa por no haber podido hacerle las labores necesarias.
Ahora ya no valen paños calientes, y hay que establecer más pronto que tarde líneas de ayudas para este olivar que se va muriendo poco a poco, por falta de cosechas e ingresos, sobre todo ese olivar de altos costes y bajas producciones, junto con el de secano. Por lo que el Gobierno Autonómico y el Gobierno Central se tienen que poner manos a la obra y diseñar estas líneas de ayudas, efectivas y eficaces, que puedan de alguna manera paliar algo esta situación tan trágica que estamos padeciendo los olivareros y olivareras.
Desde la recolección de la campaña pasada la situación se veía bastante complicada por la ausencia de lluvias, que como podemos ver claramente han incidido en la cosecha, que para últimos de noviembre empezaremos de manera generaliza a recolectar, que a buen seguro, no saliendo los kilos que se necesitan para poder cubrir las necesidades mínimas que tiene este cultivo, con unas pérdidas millonarias que van a incidir directamente en la economía de nuestros pueblos.

VACACIONES EN EL PUEBLO


Antes de que se pusiera de moda el turismo rural, existía un turismo de aquellos que tuvieron que emigrar del pueblo a las ciudades por aquellos años sesenta y setenta, que como los recursos económicos eran más bien escasos las vacaciones se hacían tradicionalmente desde esas grandes urbes donde llegaron como emigrantes hasta sus pueblos de origen, donde llegaban en bandada familias enteras, que en su día la mayoría de las veces fueron sus progenitores los que se marcharon del pueblo buscando un mejor futuro para todos, sobre todo llamados por ese éxodo rural que en aquellos años se estaba produciendo y que no ha dejado de gotear con más o menos intensidad en todo momento.
Los ingresos por el trabajo daban justito para poder empezar una vida nueva en aquellas ciudades en las que se habían asentado y empezaban su nueva andadura, por eso el recorte estaba siempre en las vacaciones. Como normalmente en el pueblo siempre habían quedado algún o algunos familiares bastante allegados, que mejor ir a visitarlos a ellos y pasar una estancia vacacional en sus casas del pueblo donde la muchos de ellos habían nacido y se habían criado de pequeños y adolescentes.
Se sabía de sobra que en el pueblo tenían asegura la estancia y la comida de calidad totalmente gratis, que además como normalmente en esas grandes casas de pueblo se solían criar animales, pues se mataban para la ocasión, para hacer con ellos una buena comilona que sentara a la mesa a los del pueblo y a los forasteros, que en cada bocado recordaban esos exquisitos manjares, echándolos de menos en sus lugares de destino a lo largo del año, pues allí todo es muy distinto y sobre todo de una calidad que para nada tiene que ver con la de los productos de la huerta o los animales del corral.
Normalmente durante el periodo estival también se solían programar las ferias y fiestas en esos pueblos para que esos emigrantes pudieran disfrutar de ellas durante unos días y así revivir y recordar experiencias vividas antaño donde se lo pasaban a lo grande en las verbenas populares o tomando unas cervezas en el bar de la plaza del pueblo con esas ricas raciones y tapas que se suelen poner por estos sitios y que son la delicia para muchos por su relación calidad precio.
En esas grandes ciudades casi todo el mundo tiene unos primos, hermanos, tíos o sobrinos en el pueblo a los que es muy recurrente visitar en verano sobre todo cuando la economía no es demasiado boyante y las deudas u otros gastos aprietan por otros sitios, pues no queda más remedio que hacer unos cientos de kilómetros para visitar a estos familiares y por lo menos salir de la rutina del día a día que les marca la ciudad y sobre todo el trabajo que de manera incasable debían realizar la mayoría de ellos.
Ahora las vacaciones en el pueblo han venido a llamarse turismo rural, y muchas de esas casas en la que estos emigrantes se criaron, se alquilan para turistas desconocidos que vienen atraídos por los paisajes, por la gastronomía o por las costumbres populares, que la inmensa mayoría de nosotros no le hemos dado casi nunca ni las más mínima importancia, pero que como nos damos cuenta la tienen y mucho para que al final terminan siendo destinos turísticos que en grandes ciudades llaman la atención.

CASI 60 AÑOS DE LA POLÍTICA AGRARIA COMÚN


La Política Agraria Común (PAC) anda ya rondando casi seis décadas desde que la Comunidad Económica Europea (CEE) la crease tras la aprobación del Tratado de Roma. Casi sesenta años de la que durante mucho tiempo fue la única política comunitaria de toda la Unión Europea y por supuesto de aquella extinta CEE. Este periodo puede haber dado para mucho y sobre todo muchas generaciones no han visto otra cosa en el agro Español que esta PAC, desde el mismo día que nacieron y que sigue de alguna manera acompañándonos hasta nuestros días, aún pendientes de un hilo por la próxima reforma que se nos avecina y sobre la que ya se trabaja en Bruselas para que sea aplicada lo antes posible.
Aquel artículo 39 de antiguo Tratado de Roma, formulaba cinco prioridades que debía perseguir la PAC, calificándolos como los objetivos de la política agrícola común que sería por aquellos entonces, los de incrementar la productividad agrícola, fomentando el progreso técnico, asegurando el desarrollo racional de la producción agrícola, así como el empleo óptimo de los factores de producción, en particular de la mano de obra, en primer lugar. Garantizar así un nivel de vida equitativo a la población agrícola, en especial, mediante el aumento de la renta individual de los que trabajan en la agricultura, en segundo lugar. Estabilizar los mercados, en tercer lugar. Garantizar la seguridad de los abastecimientos, en cuarto lugar. Y por último asegurar al consumidor suministros a precios razonables.
Quizás esas cinco prioridades de principios de los años 60 del siglo pasado, han ido mutando y ahora los objetivos de la PAC son otros muy distintos a los que se fijaron en aquel Tratado de Roma, llegando hasta ahora con luces y sombras de tal manera que vista desde una perspectiva pueden haber dado resultado, pero desde otra óptica los resultados son cuando menos cuestionables en muchos aspectos del medio rural, provocando en él una serie de problemas que de no acometer su resolución más pronto que tarde nos llevaría a la desaparición de muchos más pueblos de los que ya han desaparecido desde aquellos años 60 hasta nuestros días.
Tras casi sus 60 años de existencia, la PAC está ahora en una de las mayores encrucijadas que se le han presentado desde su creación y que no puede obviarla en esta reforma que anda en ciernes en las Instituciones Comunitarias, toda vez que para el medio rural existen dos amenazas muy serias en las que esta Política es clave para poder paliarlas y por supuesto detenerlas, puesto que de lo contario a la vuelta de unos años veremos como una herramienta que en sus comienzos fue muy útil, se ha tornado en una casi inservible y totalmente lesiva para el mundo agrario y rural de la Unión Europea.
Estas amenazas que pueden ser dos, pero que una lleva de manera inevitable a la otra, no son ni más ni menos, que el desempleo, que consigo está acarreando una despoblación de las zonas rurales, de manera alarmante y sobre la que hay que actuar ya sin más dilación, pues de lo contario la situación de despoblamiento rural será irreversible y no habrá manera alguna de poder paliarla para muchos de los pueblos de todo el territorio de la Unión Europea en general y de los de la provincia de Jaén en particular, ya que hay zonas sobre las que los datos y los hechos son evidentes y muy preocupantes.