"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

CASI 60 AÑOS DE LA POLÍTICA AGRARIA COMÚN


La Política Agraria Común (PAC) anda ya rondando casi seis décadas desde que la Comunidad Económica Europea (CEE) la crease tras la aprobación del Tratado de Roma. Casi sesenta años de la que durante mucho tiempo fue la única política comunitaria de toda la Unión Europea y por supuesto de aquella extinta CEE. Este periodo puede haber dado para mucho y sobre todo muchas generaciones no han visto otra cosa en el agro Español que esta PAC, desde el mismo día que nacieron y que sigue de alguna manera acompañándonos hasta nuestros días, aún pendientes de un hilo por la próxima reforma que se nos avecina y sobre la que ya se trabaja en Bruselas para que sea aplicada lo antes posible.
Aquel artículo 39 de antiguo Tratado de Roma, formulaba cinco prioridades que debía perseguir la PAC, calificándolos como los objetivos de la política agrícola común que sería por aquellos entonces, los de incrementar la productividad agrícola, fomentando el progreso técnico, asegurando el desarrollo racional de la producción agrícola, así como el empleo óptimo de los factores de producción, en particular de la mano de obra, en primer lugar. Garantizar así un nivel de vida equitativo a la población agrícola, en especial, mediante el aumento de la renta individual de los que trabajan en la agricultura, en segundo lugar. Estabilizar los mercados, en tercer lugar. Garantizar la seguridad de los abastecimientos, en cuarto lugar. Y por último asegurar al consumidor suministros a precios razonables.
Quizás esas cinco prioridades de principios de los años 60 del siglo pasado, han ido mutando y ahora los objetivos de la PAC son otros muy distintos a los que se fijaron en aquel Tratado de Roma, llegando hasta ahora con luces y sombras de tal manera que vista desde una perspectiva pueden haber dado resultado, pero desde otra óptica los resultados son cuando menos cuestionables en muchos aspectos del medio rural, provocando en él una serie de problemas que de no acometer su resolución más pronto que tarde nos llevaría a la desaparición de muchos más pueblos de los que ya han desaparecido desde aquellos años 60 hasta nuestros días.
Tras casi sus 60 años de existencia, la PAC está ahora en una de las mayores encrucijadas que se le han presentado desde su creación y que no puede obviarla en esta reforma que anda en ciernes en las Instituciones Comunitarias, toda vez que para el medio rural existen dos amenazas muy serias en las que esta Política es clave para poder paliarlas y por supuesto detenerlas, puesto que de lo contario a la vuelta de unos años veremos como una herramienta que en sus comienzos fue muy útil, se ha tornado en una casi inservible y totalmente lesiva para el mundo agrario y rural de la Unión Europea.
Estas amenazas que pueden ser dos, pero que una lleva de manera inevitable a la otra, no son ni más ni menos, que el desempleo, que consigo está acarreando una despoblación de las zonas rurales, de manera alarmante y sobre la que hay que actuar ya sin más dilación, pues de lo contario la situación de despoblamiento rural será irreversible y no habrá manera alguna de poder paliarla para muchos de los pueblos de todo el territorio de la Unión Europea en general y de los de la provincia de Jaén en particular, ya que hay zonas sobre las que los datos y los hechos son evidentes y muy preocupantes.

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