"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

VACACIONES EN EL PUEBLO


Antes de que se pusiera de moda el turismo rural, existía un turismo de aquellos que tuvieron que emigrar del pueblo a las ciudades por aquellos años sesenta y setenta, que como los recursos económicos eran más bien escasos las vacaciones se hacían tradicionalmente desde esas grandes urbes donde llegaron como emigrantes hasta sus pueblos de origen, donde llegaban en bandada familias enteras, que en su día la mayoría de las veces fueron sus progenitores los que se marcharon del pueblo buscando un mejor futuro para todos, sobre todo llamados por ese éxodo rural que en aquellos años se estaba produciendo y que no ha dejado de gotear con más o menos intensidad en todo momento.
Los ingresos por el trabajo daban justito para poder empezar una vida nueva en aquellas ciudades en las que se habían asentado y empezaban su nueva andadura, por eso el recorte estaba siempre en las vacaciones. Como normalmente en el pueblo siempre habían quedado algún o algunos familiares bastante allegados, que mejor ir a visitarlos a ellos y pasar una estancia vacacional en sus casas del pueblo donde la muchos de ellos habían nacido y se habían criado de pequeños y adolescentes.
Se sabía de sobra que en el pueblo tenían asegura la estancia y la comida de calidad totalmente gratis, que además como normalmente en esas grandes casas de pueblo se solían criar animales, pues se mataban para la ocasión, para hacer con ellos una buena comilona que sentara a la mesa a los del pueblo y a los forasteros, que en cada bocado recordaban esos exquisitos manjares, echándolos de menos en sus lugares de destino a lo largo del año, pues allí todo es muy distinto y sobre todo de una calidad que para nada tiene que ver con la de los productos de la huerta o los animales del corral.
Normalmente durante el periodo estival también se solían programar las ferias y fiestas en esos pueblos para que esos emigrantes pudieran disfrutar de ellas durante unos días y así revivir y recordar experiencias vividas antaño donde se lo pasaban a lo grande en las verbenas populares o tomando unas cervezas en el bar de la plaza del pueblo con esas ricas raciones y tapas que se suelen poner por estos sitios y que son la delicia para muchos por su relación calidad precio.
En esas grandes ciudades casi todo el mundo tiene unos primos, hermanos, tíos o sobrinos en el pueblo a los que es muy recurrente visitar en verano sobre todo cuando la economía no es demasiado boyante y las deudas u otros gastos aprietan por otros sitios, pues no queda más remedio que hacer unos cientos de kilómetros para visitar a estos familiares y por lo menos salir de la rutina del día a día que les marca la ciudad y sobre todo el trabajo que de manera incasable debían realizar la mayoría de ellos.
Ahora las vacaciones en el pueblo han venido a llamarse turismo rural, y muchas de esas casas en la que estos emigrantes se criaron, se alquilan para turistas desconocidos que vienen atraídos por los paisajes, por la gastronomía o por las costumbres populares, que la inmensa mayoría de nosotros no le hemos dado casi nunca ni las más mínima importancia, pero que como nos damos cuenta la tienen y mucho para que al final terminan siendo destinos turísticos que en grandes ciudades llaman la atención.

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