"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

LA SANIDAD QUE YO QUIERO


Esta semana con motivo de la enfermedad de un familiar mío, he tenido que ir al Córdoba al Hospital Reina Sofía, para que le realizaran una de las pruebas diagnósticas, necesarias para saber de qué tipo de enfermedad se trata y del alcance de la misma. Una prueba más de las muchas que se realizan, para el diagnóstico de esta enfermedad. Pruebas que mientras esperaba, durante las casi dos horas que tardó en realizarse, me dio por mirar el coste de las mismas en la sanidad privada, o sea, lo que tendría que pagar cualquier ciudadano o ciudadana de no existir el sistema público de salud, tal como lo tenemos concebido en la actualidad. Siendo mi sorpresa, que concretamente la prueba que en ese mismo momento le realizaban a mi familiar, rondaba los 1.000 euros de coste, por lo que empezando a tirar de la madeja del resto de pruebas que estos días le están realizando, perfectamente podríamos estar hablando de un coste que rondaría casi los diez mil euros, tan sólo para diagnosticar. A parte del coste de las futuras intervenciones, hospitalizaciones, tratamientos, consultas, etc.
Esto me hizo reflexionar sobre qué tipo de sanidad queríamos, o más bien sobre el tipo de la sanidad que yo quiero. Pensando en que si no tuviéramos este sistema público, universal y gratuito como el que tenemos, seria para mí, casi imposible el poder llegar al diagnóstico final de la enfermedad de mí familiar, y mucho menos a la posible intervención, hospitalización tratamiento, que posteriormente tendría que llevarse a cabo, con lo que me vería abocado a tener que endeudarme hasta la cejas para poder luchar contra esta enfermedad, muy al contrario de lo que ahora ocurre que cuando uno llega a la consulta médica y le ven indicios de cualquier enfermedad de alto riesgo, no se escatiman en pruebas, intervenciones y consultas, para que cualquier ciudadano de a pie pueda curarse de manera satisfactoria.
Por esto, ante el dilema si el sistema público de salud que tenemos es bueno o es malo, sin dudarlo un segundo, yo digo que es buenísimo. Ahora bien que hay que mejorarlo en aquello que falla, por supuesto que sí, pero la mejora debe ser y seguir siempre con la misma filosofía que hasta ahora se viene manteniendo sobre todo en Andalucía, en la que lo único que a cualquiera le piden para ir a un hospital o consulta médica, es el nombre y nada más, y se ponen a su disposición todos los recursos habidos y por haber para que la lucha contra cualquier tipo de enfermedad grave, se haga sin contemplaciones y sin tener que estar mirando la cartera cada instante, para tomar la decisión en uno u otro sentido en función de lo llena o vacía que la tengamos de billetes.
Ciertamente todo en esta vida es mejorable, sobre todo cuando hay plena voluntad de hacerlo, y para poder mejorar la sanidad y otras tantas cosas que se necesitan mejorar en Andalucía, es necesario que haya un compromiso fuerte con Andalucía del Gobierno de la Nación, que hoy por hoy brilla por su ausencia, con una dejadez que se ve reflejada en el BOE en todos los aspectos, tanto en los presupuestos como en la ejecución presupuestaria que de ellos se realiza, obligando a la Junta de Andalucía a tener que redoblar los esfuerzos en muchas cuestiones, que hacen que se caiga en falta en otras muchas, que realmente se tienen que mejorar por el bien de los ciudadanos y ciudadanas.


LA CONTAMINACIÓN DIFUSA


Últimamente se está hablando y mucho de lo que es la contaminación difusa provocada por la agricultura y la ganadería, y está claro que si tenemos que hablar de la contaminación de fuente difusa nos hemos de referir a toda contaminación que emite partículas contaminantes en el aire o en un medio acuático a través de diferentes puntos que están esparcidos por todos los lados, dicho de otra manera, este tipo de contaminación se da en una superficie muy grande en la cual es casi imposible tener control o detención de las partículas contaminantes.
La contaminación difusa se genera por la sumatoria de pequeños aportes individuales desde sitios diversos, cada uno con un aporte imperceptible, y que se repiten periódicamente por períodos largos de tiempo, generando efectos acumulativos. Una característica básica de esta contaminación es que sus impactos no son locales sino que tienden a afectar toda una cuenca hidrográfica, incluyendo el área marina asociada. Por lo que la alteración de la composición hídrica se debe a la incorporación de substancias y partículas removidas de los suelos, desde sitios donde ocurren las actividades de deforestación y de producción vegetal o animal (cultivos, ganadería, madera, fibras), que están basadas en la cultivación de los suelos. La movilidad y dispersión ambiental de estas sustancias y masa de partículas es intensificada por el riego.
En la nueva reforma de la PAC para aplicar a partir del año 2020, empieza a salir en casi todos los documentos, estos temas de la contaminación difusa, tratando de orientarse de alguna manera la próxima PAC, hacia tratar de paliar de alguna manera los efectos que tanto la agricultura, como la ganadería, pueden producir por la contaminación difusa de agua y suelos, así como las medidas que se pueden aplicar para evitar los efectos que pueden tener en el medio ambiente.
Pero resulta un poco preocupante, y chocante a la vez, que se hable mucho de contaminación difusa, de descarbonización, de gases efecto invernadero. Y que no se esté hablando de sumideros de CO2, como podría ser nuestro gran mar de olivos, que una manera callada y silenciosa, se lleva de la atmósfera una gran cantidad de carbono, para emitir oxígeno. Oxígeno que emite sin que nadie le diga nada y sobre todo sin que le tengamos que pedir permiso a nadie. Sino que cuando los más de sesenta y seis millones de olivos están realizando la fotosíntesis, absorben miles de toneladas de CO2.
A la vista de esto, se abren nuevos retos y desafíos para para agricultura y la ganadería de España en general, y de la provincia de Jaén en particular, poniendo sobre la mesa esta carta de presentación de nuestro olivar, que puede llevar a pensar que los olivareros somos unos de los mayores contribuyentes en la reducción de gases efecto invernadero y que estamos produciendo bienes públicos, que de alguna manera redundarán en el bienestar de toda la sociedad y por los que no percibimos compensación alguna.
Esta compensación no es por gusto ni por querer reivindicar una ayuda más para el olivar, sino es porque de no estar ahí ese olivar, el problema medio ambiental seria mayúsculo, con lo que eso conllevaría de despoblamiento de las zonas rurales que daría como resultado el abandono todas de cultivos y superficies agrarias, llevándonos a mayores problemas ambientales y sobre todo que ésta tan temida contaminación difusa, pueda aumentar de manera muy considerable, al tener unos pueblos abandonados y unos campos dejados a su suerte.

SE PRESUPUESTA POCO, SE GASTA MENOS


Esta semana la subdelegada del Gobierno en Jaén, Francisca Molina, ha informado de que en la provincia de Jaén la inversión estatal llevada a cabo con fecha de noviembre de 2017, asciende a 15,14 millones de euros, destacando ella misma el compromiso que el Gobierno de Rajoy tiene con esta provincia. Compromiso que pensándolo fríamente es más bien cortito  o escaso, pues si vemos la cifra de inversión real, es para llevarnos las manos a la cabeza y mucho más si esa misma cifra la comparamos con lo que se había aprobado para esta provincia en la Ley de Presupuestos, lo que sí queda claro es que el gobierno de Rajoy se la salta a la torera como le viene en gana.
No es para nada el estar contento con estas cifras, sino más bien todo lo contario, porque aquí lo que se demuestra con arreglo a lo presupuestado es que el Gobierno de España es poco serio y bastante cara dura con la provincia de Jaén y sobre todo con la necesidades que la misma tiene para poder salir de la precariedad y del vagón de cola que ocupa en la inmensa mayoría de los parámetros económicos y sociales, que podamos de alguna manera mirar.
Que los Presupuestos Generales del Estado, eran dañinos con la provincia de Jaén, era una obviedad, pero descubrir ahora que apenas se ejecuta una mínima cantidad de lo presupuestado, es la tomadura de pelo mayor que podemos soportar todos los vecinos y vecinas de cualquiera de los noventa y siete municipios de la provincia de Jaén, que con cara de asombro vemos como se nos ningunea de manera hostil, anunciando una serie de cuestiones en la Ley de Presupuestos, para luego cumplir otras bien distintas.
Ahora resulta que de los más de 85 millones de euros, que había presupuestados entre el año 2016 y 2017, para la A32, tan sólo se han gastado diez millones de euros, lo que supone  poco más de 11’5%, cantidad que resulta del todo irrisoria y una burla en toda regla, pues aún recuerdo cuando Gabino Puche decía allá por el año 1995, que para el año siguiente, el 1996,  estarían las maquinas en la A32 y en menos de un quinquenio estaría completamente terminada esta autovía desde Bailén hasta Albacete, para el uso y disfrute de los conductores que la necesitarán. Pero nada más lejos de esa realidad, para darnos cuenta que en 22 años, los únicos tramos que están en servicio son los que comprometieron los Gobiernos de José Luís Rodríguez Zapatero.
Pero y que me dicen de los 12 millones de euros que se presupuestaron para las zonas regables del Guadalbullón, en las que se han gastado poco más de una tercera parte con tan sólo 4’6 millones de euros, mientras que a los regantes, se les sigue engañando y dándoles mil y una excusas para no poner en funcionamiento la balsa del Cadimo,  ocasionando grandes prejuicios y perdidas económicas a los olivareros de estas zonas.
Y esto es tan sólo un par de ejemplos, pero hay muchos más, como pueden ser entre otros, las actuaciones en seguridad vial, el semienlace de la A32 en Baeza, la mejora del firme en la A44, la travesía de Torreperogil, las actuaciones en los márgenes y cauces de los ríos de la provincia, que podría terminar definitivamente con las inundaciones en Andújar. En fin, que este Gobierno de España, presupuesta poco para Jaén, pero se gasta muchísimo menos.



¿SE ACORDARÁ LA MINISTRA DEL OLIVAR DE MONTAÑA?

Tras la publicación del Reglamento (UE) 2017/2393 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de diciembre de 2017, por el que se modifican los Reglamentos (UE) n.° 1305/2013 relativo a la ayuda al desarrollo rural a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), (UE) n.° 1306/2013 sobre la financiación, gestión y seguimiento de la política agrícola común, (UE) n.° 1307/2013 por el que se establecen normas aplicables a los pagos directos a los agricultores en virtud de los regímenes de ayuda incluidos en el marco de la política agrícola común, (UE) n.° 1308/2013 por el que se crea la organización común de mercados de los productos agrarios y (UE) n.° 652/2014 por el que se establecen disposiciones para la gestión de los gastos relativos a la cadena alimentaria, la salud animal y el bienestar de los animales, y relativos a la fitosanidad y a los materiales de reproducción vegetal, se vuelve abrir una oportunidad histórica para el olivar de alta pendiente y de montaña de nuestra provincia de Jaén.
Ahora el Ministerio tendrá hasta el 1 de agosto del presente año, para notificar a la Comisión Europea, su decisión de cambiar la Ayuda Asociada Voluntaria, para incluir en ella el aceite de oliva, como dispone el artículo 52 del Reglamento 1307/2013, que dejaba a elección de los Estados Miembros, la facultad de aplicar este tipo de ayuda a una lista de sectores, entre ellos el aceite de oliva, que sin saber muy bien porqué, el Ministerio decidió dejar fuera a este tipo de olivar que tan difícil se le hace su subsistencia.
Según los estudios realizados en 2010, por el Consejo Económico y Social de la Provincia de Jaén, publicados en el Dictamen sobre el análisis de la rentabilidad económica de las explotaciones de olivar de la provincia de Jaén, el Olivar tradicional de difícil mecanización, o sea, aquel que tiene una pendiente mayor al 15%, por lo que lo podríamos asimilar al olivar de montaña y alta pendiente, ocuparía una superficie de 220.510,77 hectáreas, lo que supone algo más del 40% de la superficie de olivar en el total de la provincia de Jaén. Mientras que en comarcas como la de la Sierra de Segura, se acerca casi al 80%, siendo algo más del 54% en la de la Sierra de Cazorla.
Estos datos no son para mirar a otro lado y sigo sin entender porque el Ministerio dejo fuera de este tipo de ayudas al olivar de montaña y alta pendiente, sin justificación técnica alguna, sino tan sólo una decisión política, pues el mencionado dictamen hace referencia a que las comarcas de la Sierra de Segura, Sierra Cazorla, Sierra Mágina y Sierra Sur, se encontrarían en una situación de especial vulnerabilidad con graves consecuencias socio económicas en este sentido.
Por toda la bibliografía que existe al respecto de la problemática tan especial que tiene este tipo de olivar, ahora tiene el Ministerio en su mano una gran oportunidad de enmendar la injusticia que en su día cometió, al dejar fuera de este tipo de ayudas, al olivar de montaña y alta pendiente. Comunicando por ello a la Comisión antes del 1 de agosto, el establecimiento de una ayuda asociada, que le permita poder seguir subsistiendo, para generar empleo y riqueza que pueda seguir fijando la población al territorio, por ser el elemento de cohesión territorial que tenemos en muchos pueblos de nuestra provincia.