"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

LA CONTAMINACIÓN DIFUSA


Últimamente se está hablando y mucho de lo que es la contaminación difusa provocada por la agricultura y la ganadería, y está claro que si tenemos que hablar de la contaminación de fuente difusa nos hemos de referir a toda contaminación que emite partículas contaminantes en el aire o en un medio acuático a través de diferentes puntos que están esparcidos por todos los lados, dicho de otra manera, este tipo de contaminación se da en una superficie muy grande en la cual es casi imposible tener control o detención de las partículas contaminantes.
La contaminación difusa se genera por la sumatoria de pequeños aportes individuales desde sitios diversos, cada uno con un aporte imperceptible, y que se repiten periódicamente por períodos largos de tiempo, generando efectos acumulativos. Una característica básica de esta contaminación es que sus impactos no son locales sino que tienden a afectar toda una cuenca hidrográfica, incluyendo el área marina asociada. Por lo que la alteración de la composición hídrica se debe a la incorporación de substancias y partículas removidas de los suelos, desde sitios donde ocurren las actividades de deforestación y de producción vegetal o animal (cultivos, ganadería, madera, fibras), que están basadas en la cultivación de los suelos. La movilidad y dispersión ambiental de estas sustancias y masa de partículas es intensificada por el riego.
En la nueva reforma de la PAC para aplicar a partir del año 2020, empieza a salir en casi todos los documentos, estos temas de la contaminación difusa, tratando de orientarse de alguna manera la próxima PAC, hacia tratar de paliar de alguna manera los efectos que tanto la agricultura, como la ganadería, pueden producir por la contaminación difusa de agua y suelos, así como las medidas que se pueden aplicar para evitar los efectos que pueden tener en el medio ambiente.
Pero resulta un poco preocupante, y chocante a la vez, que se hable mucho de contaminación difusa, de descarbonización, de gases efecto invernadero. Y que no se esté hablando de sumideros de CO2, como podría ser nuestro gran mar de olivos, que una manera callada y silenciosa, se lleva de la atmósfera una gran cantidad de carbono, para emitir oxígeno. Oxígeno que emite sin que nadie le diga nada y sobre todo sin que le tengamos que pedir permiso a nadie. Sino que cuando los más de sesenta y seis millones de olivos están realizando la fotosíntesis, absorben miles de toneladas de CO2.
A la vista de esto, se abren nuevos retos y desafíos para para agricultura y la ganadería de España en general, y de la provincia de Jaén en particular, poniendo sobre la mesa esta carta de presentación de nuestro olivar, que puede llevar a pensar que los olivareros somos unos de los mayores contribuyentes en la reducción de gases efecto invernadero y que estamos produciendo bienes públicos, que de alguna manera redundarán en el bienestar de toda la sociedad y por los que no percibimos compensación alguna.
Esta compensación no es por gusto ni por querer reivindicar una ayuda más para el olivar, sino es porque de no estar ahí ese olivar, el problema medio ambiental seria mayúsculo, con lo que eso conllevaría de despoblamiento de las zonas rurales que daría como resultado el abandono todas de cultivos y superficies agrarias, llevándonos a mayores problemas ambientales y sobre todo que ésta tan temida contaminación difusa, pueda aumentar de manera muy considerable, al tener unos pueblos abandonados y unos campos dejados a su suerte.

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