"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

TOMA EL CONGRESO


La chispa de la crispación en España está encendida ya, y muy probablemente lo que ésta semana hemos visto que ha pasado en Madrid, termine por convertirse en algo habitual y cotidiano, en algo que cada vez vaya a más y que termine por estallar en las más grandes revueltas sociales desde que se instauró la Democracia y que ahora en nuestros días vemos como los manifestantes vuelven a correr esta vez delante de los azulillos, como en antaño lo hacían de los grises.
Lo que ha ocurrido en Madrid estos días es muy grave, fruto en buena parte por el descontento, la indignación y la frustración que muchos ciudadanos sienten por el gran fraude electoral y la gran mentira que aupó al Partido Popular al Gobierno, tras ganar las pasadas elecciones generales. Mentira que ahora empiezan a pagar y que a buen seguro la inmensa mayoría de los votantes del PP están desencantados, al ver como el partido que felices se las prometía y anunciaba a bombo y platillo por todos sus dirigentes que ellos arreglaban esto sin despeinarse, ahora es todo lo contrario.
Todo esto ocurre porque la indignación de la sociedad está subiendo de tono por momentos y de alguna manera esto llega a estallar, puesto que no se puede estar continuamente diciendo por parte del Gobierno que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, y que ahora lo tenemos que pagar. Yo, y creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos de a pie no tenemos yates que valen miles de millones de euros, no tenemos chalet en la playa ni coches de súper lujo, ni hemos organizado eventos deportivos que han costado cientos de millones de euros a las arcas de nuestra ciudad, ni nos hemos embarcado en obras faraónicas que luego han servido de poco. Por lo tanto aquí los que han vivido por encima de sus posibilidades han sido otros, han sido aquellos que hicieron inflar la burbuja inmobiliaria hasta que estallo en mil pedazos y se está llevando por delante a los más débiles de esta sociedad.
¿Donde están ahora los que han arruinado la banca para ellos hacerse inmensamente ricos?, ¿donde están los miles de millones de euros que estos ganaron en la época de las vacas gordas?, ¿por qué el gobierno no emprende acciones  legales contra ellos? La verdad que todos estos interrogantes nos los hacemos los ciudadanos cada día y que al final provoca que miles de personas se manifiesten frente al Congreso de los Diputados y suelten toda su rabia contra los que están aplicando una política errática, contra los que están haciendo que el Gobierno se endeude más y más para comprometer el futuro de varias generaciones, y salvar a una banca que nos ha metido en un callejón sin salida,  que sólo nos lleva al desempleo, los recortes y la total paralización de la economía, con un futuro bastante oscuro, lleno de amargura y desesperación.
Con estas acciones de esta semana, la ciudadanía está puniendo pie en pared, para decirle al gobierno que por ahí no, que por ese camino no nos llevan nada más que a más miseria y esto no se está muy dispuesto a consentir, con lo que el Gobierno no puede quedarse en la represión y mandar continuamente a la policía, como antaño, porque eso no conduce a nada y sobre todo porque ahora no se puede ocultar nada de los hechos que se produzcan, así que aún no es tarde para rectificar el rumbo y que la sociedad no se siga indignando. 

DON SANTIAGO UNO DE LOS GRANDES


Hace unos días, se apagaba la voz serena y pausa de Santiago Carillo a sus 97 años de edad, nos dijo adiós una de las personas más relevantes de la reciente historia de España y pieza clave de toda la transición Española. Que supo con un talante conciliador ir poco a poco apaciguando odios y rencores para que en España se pudiera vivir paz y tranquilidad.
Tras la dictadura franquista, Santiago Carrillo fue el comunista de la reconciliación y antepuso siempre el interés de una España que un día le obligaron a abandonar, por el interés suyo propio. Hubo quien no lo entendió en su día y hubo quien no entiende ahora por qué Carrillo adoptó esa posición  de mirar hacia delante, aceptar la Monarquía y aparcar la reivindicación de una tercera República para lograr la legalización del PCE en abril de 1977 de manos del presidente Adolfo Suárez.
La práctica política moderada de Santiago Carrillo no contó, sin embargo, con la aceptación de todos. Sabido es que, junto al sistema autonómico consagrado por la Constitución, la legalización del PCE por Adolfo Suárez estaría en la base del golpe del 23-F de 1981. Tampoco en sus filas: el distanciamiento de Moscú y la condena de la invasión soviética de Praga, en 1968, fueron motivo de escisiones. La derrota de 1982 fue la victoria del PSOE de Felipe González. Relegó a sólo cuatro escaños a los comunistas, lo que determinó el final de Santiago Carrillo al frente del PCE. Entre los intereses de su partido y los intereses generales de los españoles, optó por los intereses generales de los españoles; la Transición, con toda seguridad, habría sido distinta si Santiago Carrillo no hubiera tomado una decisión trascendente.
A poco que uno fije sus ojos en el mapa político de la España del siglo XX se da cuenta de la grandeza, el tamaño y la altura de una clase política que derrochó talento y generosidad, también cualidades para ejercer el poder del que se nutre, sin duda, el espíritu democrático del que hoy disfrutamos. Persona que, aun creyendo sin fisuras en sus ideas, fue capaz de imaginar una España mejor y dedicar su vida entera al servicio público. Emociona leer cómo se enfrentó, a su papel con la historia y cómo ejerció esa responsabilidad en el momento de tomar decisiones (casi nunca fáciles) en un país tan dado a entregarse al exceso.
Dirigentes de todo el arco parlamentario rinden tributo al exlíder del PCE y destacan su talla histórica y su generosidad durante la Transición. Santiago Carrillo se dejó la piel en la consecución de la democracia, al comunista que apostó fervientemente por la reconciliación nacional. Al entrar en la sala el último grupo de ciudadanos que quería rendirle homenaje, se escuchó uno de esos aplausos que hielan la sangre, que erizan la piel, que estremecen el alma. Un aplauso de casi cinco minutos, fuerte, impresionante, imponente. Un aplauso de eterna despedida a un personaje ya eterno: Santiago Carrillo.
A muchos nos dejaba con la boca abierta al escucharlo hacer con tanta claridad y lucidez los análisis de la convulsa situación que vive el mundo en general y España en particular, los que a buen seguro vamos a echar de menos en los próximos meses, porque realmente personas de esta talla fueron imprescindibles en un momento de la historia de nuestro país, y debería haber muchos Carrillos en los tiempos que vivimos, que seguramente nos iría mejor a todos. Descanse en Paz Don Santiago.

QUE HACEMOS CON LOS CARBURANTES


Los carburantes han llegado a niveles de precios que casi nadie ses lo podía creer hace unos pocos de años. Niveles que para muchas profesiones hacen inviables el que se puedan estar y seguir desarrollando, sobre todo en aquellas en la que la dependencia de ellos de vital importancia para su desarrollo y para la realización de la actividad.
Estos niveles de precios han provocado que la inflación se dispare, de tal manera que el ministro de Industria, José Manuel Soria, se reunió con los máximos responsables de las petroleras Repsol, Cepsa y BP para pedirles que contribuyan a controlar el IPC y avanzó "medidas selectivas" si las distribuidoras no hacen los ajustes de forma voluntaria. El incremento de la inflación interanual, el mayor desde marzo de 2010, se debió fundamentalmente a la subida de los precios del transporte y la vivienda, ligados a los de los carburantes, lubricantes y gasóleo de calefacción.
El Gobierno se está dando cuenta que no puede permanecer impasible, y les advierte a las petroleras que va a tomar medidas, pero esas medidas que ha anunciado a priori que va a tomar, vuelven a errar en el tiro una vez más, y es que si consideramos que los carburantes son pieza básica para que ande la economía de este país, el Gobierno se tiene que dar cuenta que este sistema que tenemos de liberalismo absoluto, ha fallado por completo, puesto que las grandes petroleras se han puesto de acuerdo y formando lo que en economía se llama un oligopolio, de tal manera que no sé porqué, pero casi siempre coinciden en los precios y los días en los que suben o bajan los mismos, haciendo bastante difícil que se pueda encontrar gasolineras en las que haya un diferencial de precios sustancial que valga la pena hacer unos pocos kilómetros, para poder repostar y ahorrarse unos euros. Pero en España nada de eso pasa sino más bien toso lo contrario, de tal manera que a cualquier gasolinera que vayamos, siempre encontramos los mismos precios y sobre todo bastante caros.
Y es cuando se produce ese fallo en el mercado, como el que a las claras se está produciendo, es cuando el Gobierno tiene que actuar, y no puede actuar con más liberalismo que está visto y comprobado que eso no funciona, sino que tiene que hacer todo lo contrario, proteger y regular este sector para que los abusos que se producen de las petroleras, no se sigan produciendo. Ya que cada vez queda más claro que medidas como las que han anunciado algunos miembros del  gobierno de liberalizar las la instalación de las estaciones de servicio en autovías y autopistas, van a servir para más de lo mismo, para que ellos se vuelvan a poner de acuerdo y fijen los precios a su antojo entre todos.
Y para esto es para lo que hay que tomar medidas bastantes serias, para que no puedan entre 6 ó 7 grandes transnacionales ponerse de acuerdo en los precios que a ellos les parezca bien y en todas partes aparezca el mismo precio, coartando y de qué manera, lo que se entiende por libre comercio, con lo que para ellos el Gobierno tiene que ser contundente y establecer importantes sanciones, así como el férreo control de sus márgenes comerciales que son multimillonarios y que en buena parte nunca invierten en nuestro país, con lo que eso supone de no generar ni riqueza ni empleo para la sociedad.