"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

LA MINISTRA DE EMPLEO EN JAÉN


Esta semana hemos recibido en Jaén la visita de la Ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, quien ha girado una fugaz visita a la capital, para la clausura y entrega de diplomas del proyecto Emple@Jaen II. Proyecto que se ha traducido ya en 741 oportunidades de cualificación profesional teórica y práctica para personas en situación de desempleo, especialmente de quienes tienen mayores dificultades para su inserción sociolaboral, en ocupaciones con demanda en el mercado laboral local.
Es sorprendente que como la misma Ministra ha reconocido, son más de siete mil jóvenes los que se han formado en la provincia de Jaén, a través de este programa, en el que han participado un gran número de Ayuntamientos y la propia Diputación Provincial, sólo haya tenido tiempo para venir a la clausura de un curso en la capital y de la manera más rápida posible.
Es sorprendente también que en una de las provincias más castigas por el paro, llegue hasta ella la Ministra de Empleo, con el único afán de dar por finiquitado un programa de formación de empleo. Y que los miles de desempleados que engordan las listas del paro de esta provincia, miren atónicos como una vez más un miembro del Gobierno de España, viene hasta Jaén sin propuesta alguna y mucho menos sin cualquier tipo de inversión que a  corto o medio plazo permitiera la creación de empleo, y por ende la rebaja del tan abultado número de parados.
Todos sabemos que nuestra provincia, debido a la gran estacionalidad en el empleo, así como la dependencia de un monocultivo como el olivar, supone una grave amenaza para la población activa, de tal manera que Jaén se convierte en una provincia exportadora de trabajadores, a muchas otras zonas de España, de la Unión Europea o del resto del mundo en muchas ocasiones. No quedándoles más remedio a estos que coger la maleta y tener que marcharse, porque aquí se les hace imposible el poder vivir y mucho menos el mantener un familia como a todos nos gustaría.
España no está para muchas demoras. Mientras agitan banderas y demagogias, están sucediendo hechos de enorme trascendencia en ella. Nuestro país encabeza la lista de aquellos cuyos jóvenes aceptan involuntariamente trabajos a tiempo parcial. Los conocidos como “minijobs”, un invento alemán de trabajo marginal que se caracteriza por su baja remuneración y cotización para adquirir derechos de seguridad social. España cuadriplica la media de los países industrializados. A buen seguro que muchos de esos “minijobs” se están dando en esta provincia con la precariedad y retraso que eso esta significando.
Con todos estos antecedentes que todos conocemos del paro en la provincia de Jaén, una vez más acabamos de perder una oportunidad de oro para que nuestra provincia fuese incluida en un plan especial de empleo, que muy bien podría haber anunciado la Ministra Bañez, iniciando así la senda del empleo, por la cual se pudiera empezar a caminar con paso firme y derecho para que las tan engordadas listas del paro de la provincia de Jaén, de una manera considerable comenzaran a adelgazar con empleos dignos y por supuesto con mucha menos precariedad de la que estamos teniendo en los últimos años. Evitando así el que sigamos viendo imágenes de cómo muchos de nuestros vecinos hacen la maleta para poder buscarse la vida a miles de kilómetros de la provincia de Jaén.


CUANTO CUESTA LA INDEPENDENCIA

En estos frenéticos días de campaña electoral catalana, todos hemos podido escuchar sobre todo del bloque independentista que estas elecciones no son unas elecciones al uso, en la que se elija al Parlamento Catalán, y al Gobierno de la Generalitat. Sino que según ellos, se tratarían de unas elecciones plebiscitarias en las que se determinará la situación de Cataluña como Estado independiente, el cual a partir del 27 de septiembre, no tenga nada que ver con el Estado Español, formando un país totalmente distinto que romperá amarras con España en todas sus vinculaciones.
Pero uno se para a analizar lo que esto significaría, y comienza a darse cuenta que si prospera el independentismo, tendrá consecuencias de hondo calado. Que de entrada, de la noche a la mañana aparecería un nuevo Estado en Europa que no forma parte de la Unión Europea, ni por supuesto de la zona Euro. Estaríamos ante un nuevo Estado en el que a buen seguro necesitaríamos de pasaporte, para poder entrar, cambiar nuestros euros por su moneda propia cuando viajáramos a él. Un país en el que sus empresas deberían cumplir con unos cupos y aranceles aduaneros, Un país que al no formar parte de la Unión Europea, no podría utilizar el acervo comunitario como lo puede estar haciendo hasta llegado el 27 de septiembre.
Llegados a este punto,  pienso yo que sí ya no es un Estado perteneciente al Unión Europea, si ya es un país extranjero, todo eso tendría un coste que al fin y al cabo tendrían que asumir la ciudadanía Catalana. Un coste que podría llegar a ser bastante elevado y del que nadie nos ha llegado a informar con exactitud a cuánto podría ascender. Porque de entrada Cataluña dejaría de recibir fondos comunitarios, sus agricultores y ganaderos no cobrarían ayudas de la PAC, no habría fondos del Feader para infraestructuras ni financiación por parte de la UE para cualquier tipo de proyecto. Puesto que el artículo 50 (de los tratados de la Unión) establece que toda separación de la UE exige un proceso de negociación y por tanto, parece indicar que la no pertenencia inmediata es muy problemática. Un coste demasiado excesivo que le llevaría años a los Catalanes y Catalanas poder sobreponerse y de alguna manera levantar cabeza.
Dejando aparte que una Cataluña independiente estaría peor económicamente, el propio proceso plebiscitario está generando una inestabilidad que está perjudicando considerablemente las expectativas económicas y de inversión en la comunidad autónoma. Además, el momento no puede ser más inoportuno ya que el entorno económico europeo no parece muy favorable. Si, además, la separación fuera real, los efectos sobre la economía catalana podrían ser considerables. Cataluña se contraería y el colapso económico podría ser considerable fundamentalmente porque una parte de las empresas radicadas allí se irían. La actividad empresarial no se mueve por sentimentalismos nacionalistas sino por motivos económicos y sociales y desde el momento en que se hiciera efectiva la independencia las empresas catalanas tendrían que luchar para hacerse un hueco en los mercados internacionales. Esta situación de reducción de la producción dificultaría la solvencia del sector público catalán y llevaría a un desequilibrio de las cuentas públicas. Primero, porque los ingresos se contraerían por la menor actividad económica que generaría la deslocalización de las empresas, lo que disminuiría las bases imponibles y, como consecuencia, la recaudación fiscal.


ES DURO PERDER A UN PADRE

Hoy hace una semana que nos dejaba para siempre mi padre, y la verdad que es un duro trance por el que nadie nos gusta pasar por él, por muy mayor o muy enfermo que se encuentre, y aunque uno se lo esté esperando, nunca terminas de asimilarlo cuando se produce el fatal desenlace, y te cae encima como una losa de la que a todo el mundo que ha pasado por este trance, le cuesta bastante el reponerse y como no, el asimilarlo.
Una vez que ya mi padre no está entre nosotros, pasan por mi cabeza los buenos momentos que junto a él he vivido, ver cómo era un padre ejemplar que se desvivía por cada uno de sus cinco hijos, por mi madre o por sus nueve nietos. Estando siempre a disposición de cada uno cuando lo hemos necesitado, dispuesto para todo y pendiente de todos y cada uno de nosotros. Luchando y dando mil batallas para poder sacar adelante en lo que él creía y alegrándose lo más grande de los logros de sus hijos y de sus nietos.
Mi padre era tenaz, y nunca daba una batalla por perdida lucho contra un cáncer y lo venció, y llegado el segundo le plantó cara como el sabia, pero este se rodeó de un aliado inesperado, la dichosa infección, que lo pillaron a traición y al final le ganaron esta batalla, que él peleó hasta la saciedad sin descanso, pero su debilitado cuerpo y la enfermedad pudieron con él.
Son muchas la personas que en estos días te cuentan anécdotas vividas con mi padre, que te das cuenta lo querido que era por todo el mundo que lo rodeaba, te cuentan los favores que a uno o a otro les había hecho, sin pedir nada a cambio. Era un hombre de una sola palabra, un hombre en el que su palabra valía como si de una escritura se tratase. Amable y cariñoso con todo el mundo y con el que cualquiera podía mantener una conversación más o menos seria, en la que al final terminaría apareciendo todo lo que él decía. Toda su vida mi padre fue un emprendedor nato, al que no le tembló el pulso para poner en marcha uno y mil proyectos, redundando la inmensa mayoría de ellos en la economía de nuestro pueblo, generando empleo y riqueza en los tiempos más difíciles.
Le encantaba la lectura, el cine e incluso la escritura. Pues son muchos los relatos que escribió, por lo que le dieron algunos premios, las obras de teatro, e incluso los cuentos que todos los abuelos le cuentan a sus nietos, mi padre la inmensa mayoría los tiene escritos para que con su lectura siempre lo podamos recordar, y por supuesto que lo vamos a recodar, por eso y por toda la grandeza que hacia los demás tenía.
Era socialista por convicción, comprometido con la lucha por los derechos sociales de los más débiles, a los que siempre de una manera altruista ayudó en cualquier momento, sin mirar caras ni colores políticos en ningún momento, sólo haciendo el bien por todo aquel que hasta su puerta llamaba y le pedía algún favor en cualquier momento. Pero ya nada de esto será posible, este cáncer se lo llevo y aunque de lo bueno siempre nos acordaremos, seguirá siendo demasiado duro perder a un padre.


RECHAZADOS EN EUROPA, ODIADOS EN EL MUNDO

Las imágenes de miles de refugiados tratando de llegar a algún país de la Unión Europea, que están dando la vuelta al mundo, son estremecedoras cuando menos, sacando a la luz las vergüenzas de toda una gran potencia como es la Unión Europea, exigente en algunas cosas y tremendamente deficiente en un tema tan grave y sensible como el de la inmigración.
Europa vive la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, que desborda a Occidente y alienta a los populismos en estados tan determinantes como Alemania o Francia, dibuja un mapa de constantes y omnipresentes líneas con las rutas de los migrantes, en su mayoría sirios, iraquíes o afganos, pero también de África Subsahariana.  De fondo, los Gobiernos europeos, paladines de la defensa de los derechos humanos pero sobrepasados por la llegada masiva de inmigrantes.
España boicoteó –junto con otros tantos países– la propuesta de fijar cuotas obligatorias que propuso hace semanas la Comisión Europea. La Comisión propuso que España se hiciera cargo de 4.238 refugiados, a lo que se negó, con el argumento de las dificultades de nuestra economía, pero finalmente aceptó 1.300. El regateo de cifras cuando hay en juego miles de vidas humanas es todavía más sonrojante si consideramos que Turquía, Líbano y Jordania han acogido a 3,5 millones de refugiados sirios.
Sin otra alternativa, las personas que huyen de la guerra y la opresión tratan de ponerse a salvo en Europa a cualquier precio. Demasiado a menudo, mueren. Detener esta tragedia es totalmente factible. Mediante la cooperación y la buena gobernanza, los Estados europeos pueden abrir canales legales y seguros para los refugiados que llegan a Europa. Ahora es el momento para un modelo de visado humanitario europeo. Lo que ocurrió en Austria es inaceptable. Esto no solo es un problema moral, sino político. Todos los países y toda la sociedad de Europa tienen que trabajar juntos y elaborar una respuesta coordinada que proteja la vida.
Esta semana se han batido todos los récords en llegada de refugiados a Europa. La explicación es sencilla: las rutas, aunque cada vez más largas y mortíferas, siguen abiertas. Los muros que Europa construye aún no están terminados, ni se ha puesto en marcha la operación para controlar militarmente la costa Libia. Los que huyen de las guerras saben que esta es una oportunidad única y el próximo tren tal vez les obligue a tomar aún más riesgos. Por eso aprovechan estas fechas. Es ahora o nunca porque medios legales para entrar, ni existen ni se esperan.
La solución a este problema supera la capacidad de Europa. Solo la ONU, con sus 192 países, tiene capacidad de frenar las pretensiones de dictadores y el avance del Estado Islámico, origen del problema. En primer lugar con negociaciones hasta la extenuación y si no dan resultado con el bloqueo comercial, la persecución de las mafias y la expulsión de dictadores, incluso por las armas.
En segundo lugar actuando directamente sobre los países de origen de los refugiados activando sus economías, con la creación de empresas conjuntas que les enseñen a cultivar sus campos y a poner en marcha su incipiente industria, para que sus ciudadanos sean los que hagan funcionar el país. Es decir, iniciar la producción en origen, embrión del bienestar al que aspiran sus habitantes.


ESTE AÑO NO HABRÁ COSECHÓN

Todos los augurios apuntan que la cosecha de aceituna y por ende la de aceite de este año, no será nada de espectacular y mucho menos un cosechón como allá por los meses de enero y febrero de este año se podría haber previsto. Pero el déficit hídrico que venimos padeciendo junto con las elevadas temperaturas de este pasado mes de julio han hecho que se venga produciendo una importante merma en la aceituna que va a redundar en una menor producción de aceite para la campaña que tenemos a poco menos de dos meses vista.
En el momento que se prevé una cosecha más baja de lo normal, precedida de la cosecha más baja de la última década, hace que los precios del aceite se disparen al alza inmediatamente, incrementándose entre un 40% y un 50% desde el inicio de esta campaña el pasado uno de octubre, debido a las tensiones que se empiezan a producir en el mercado por un lado y por miedo al desabastecimiento por otro, o más bien simplemente a consecuencias de la propia ley de la oferta y la demanda, que al haber menos producto que ofertar, tenemos una subida natural de los precios, que se irá regulando conforme vaya estabilizándose la producción a niveles anteriores a la campaña 2014-2015.
Esta situación recuerda a lo ocurrido en 2012, cuando otra escasez de lluvias de similares características puso en jaque a la producción de aceite de oliva. En aquel momento, la mala cosecha (en la que se recogieron 618.200 toneladas) se tradujo en fuertes subidas de precio. En junio de 2013 el precio del aceite llegó a ser un 24% más alto que el del año anterior. Aunque es cierto que ha llovido menos, no es menos cierto que la cosecha ha sido flojísima. Un vaso de agua al día para un currante de la obra trabajando a destajo 12 horas, no es lo mismo, que un vaso de agua para la misma persona sentada y leyendo un libro. Es decir, la menor agua caída, la ha utilizado el olivo prácticamente para cubrir sus deficiencias hídricas, y no para sacar adelante la cosecha, por eso se pusieron tan buenos los olivos en nada de tiempo, pero luego no hubo una fructificación aceptable.
Ante toda esta situación tenemos que tener en cuenta que la gran almazara del mundo, España, se debate en su cosecha más incierta. La complicada climatología de los últimos doce meses con temperaturas máximas históricas en periodos fenológicos claves para la aceituna, unidas al constatado déficit de precipitación en un año hidrológico que expira, arrojan más incertidumbre sobre un olivar, el de secano, que sin embargo partía en condiciones iniciales favorables, descansado tras una baja cosecha, y es que la precipitación media en la España olivarera está presentando un déficit medio en el entorno del 30%, es decir, estamos ante un año hidrológico seco, con un otoño-invierno de bajas precipitaciones y una primavera bastante seca también. Por tanto la disponibilidad de jugo en el suelo es baja, o muy baja según zonas. A este respecto habrá que estar muy atentos a las lluvias de final de verano y comienzo de otoño que son vitales para la lipogénesis y la finalización del fruto. Pero todo apunta a que la de este año no será ningún cosechón destacable como en un principio se podría haber esperado.