En estas semanas se está en plena
negociación de la Política Agraria Comunitaria, la PAC, entre el Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación y la Comunidades Autónomas, para tratar de
llegar a un acuerdo satisfactorio, sobre la futura PAC y su aplicación e España,
tarea nada fácil la emprendida por el Ministro Luis Planas y que a buen seguro
que le va a costar muchos disgustos hasta que por fin pueda haber fumata blanca
en la conferencia sectorial y sepamos a ciencia cierta cuál será la PAC que
tendremos para los próximos años los agricultores y ganaderos del medio rural.
El debate que se ha abierto es bastante
intenso y ahora todo son propuestas y más propuestas que llegan de todas partes y en todas
direcciones, propuestas que van desde un pago anual por hectárea, el agricultor
genuino, el que ingrese del 20 al 30%, o una ayuda básica a la renta y sin
derechos históricos. Propuestas que unas escuecen más que otras y de las que no
sabemos en que quedarán cuanto todo este debate y negociación termine, porque
está claro que España es muy grande y diversa y cada Comunidad Autónoma va a
querer arrimar el ascua a su sardina, importándoles muy poquito, por no decir
nada, aquello de la solidaridad entre Comunidades Autónomas.
Ahora el melón ya
está abierto y van todos a degüello, sin mirar ni siquiera a la cara
comunidades que son del mismo partido, porque lo que a unas le vienen bien a
otras claramente les perjudica por el tipo de agricultura que tienen o por el
tipo de explotaciones agrarias, lo que redundaría de aplicar un sistema u otro
en una pérdida importante en presupuesto agrario de las distintas comunidades
que es difícil de justificar por los distintos gobiernos autonómicos en su
región.
Con estas
tesituras, la PAC parece más un fondo de compensación interterritorial, en el
que cada uno quiere su cheque, que una política de ayuda a las rentas de los
agricultores y ganaderos. Sin pensar que ahora se abren nuevas variables como
que el 40% de los fondos europeos deberán destinarse a fines ambientales o de
lucha contra el cambio climático, en línea con el Pacto Verde Europeo, con lo
que ya nos vienen marcando algunas líneas de por donde tiene que ir esta PAC
que sin duda alguna tiene que ser mucho más verde que como la conocemos en la
actualidad.
No sabemos si los
derechos históricos desparecerán o no, pero lo que sí está bien claro es que
están en el punto de mira. Que encima de la mesa está la figura del agricultor
genuino, como nueva variable de esta PAC, que también se habla de una ayuda
fija por hectárea a los pequeños productores que no entrarían dentro de la
figura de agricultor genuino, que será quizás la figura clave en toda está
reforma por lo que parece que el mayor montante de ayudas pivotara en torno a
este figura de la que queda un largo camino hasta lograr su definición.
En estos momentos
hay críticas para todos los gustos, unos que critican que las ayudas se centren
en su mayoría en la figura del agricultor genuino, otros que critican que
tengamos una ayuda fija para las pequeñas explotaciones. En definitiva muchas
críticas la inmensa mayoría de ellas infundadas, puesto que ni lo uno es tan
bueno ni lo otro es tan malo, ya que todo tiene sus pros y sus contras.