El otro día pudimos ver en la prensa como se desalojaba por
parte de las autoridades y la policía local a unos inmigrantes que dormían en
el pabellón deportivo municipal de Úbeda, para resguardarse de alguna manera de
las horas tan frías que en estos días estamos padeciendo y que no invitan a
nadie a dormir al raso, y mucho menos a estas personas que vienen a buscarse la
vida de alguna manera en algunos de los muchos tajos que en unos pocos días
empezaran la campaña de recolección de la aceituna.
Es sorpréndete que todos los años ocurra la misma estampa a
la llegada de la campaña de recolección, y en el municipio de Úbeda, sin saber
muy bien a qué se debe esta situación, pero año tras año la historia se repite
y vemos como llegadas estas fechas, los inmigrantes comienzan a llegar hasta la
Ciudad de los Cerros, y por no encontrarse en marcha el dispositivo de
emergencia para la acogida de inmigrantes, se cobijan en portales, cajeros y
demás lugares donde resguardarse del frio.
A pesar de las campañas de concienciación que el foro
provincial de la inmigración puede poner en marchar, a pasar de los mensajes
que por las distintas redes se pueden enviar, una vez más tenemos aquí a estas
personas que viven de una manera inhumana, sobre todo los primeros días hasta
que el albergue los puede acoger o algún empresario lo contrata y les
proporciona un alojamiento digno, que les permite echar la campaña de
recolección y alojarse en una vivienda que al menos cumple las condiciones
mínimas de habitabilidad.
Pero además después de año tras año aconsejar que no venga
nadie sin su correspondiente contrato, hasta la provincia de Jaén, en esta
época de recolección, y sobre todo nunca antes de que se ponga en marcha el
dispositivo de albergues de temporeros, vemos como llegado el mes de noviembre,
se llenan las calles de y plazas de inmigrantes que llegan al rebufo de un
trabajo, que se les prometió de manera un tanto alegre y con temerario respeto
a la verdad del mercado laboral de esta provincia, en el que el paro viene
haciendo estragos con la población autóctona, desde hace unos cuantos años, y
de qué manera.
Y lo cierto es que en este terreno se ha avanzado de manera
considerable desde unos años a esta parte, ya existe una gran concienciación
entre los agricultores, la administración, las ONGs, y los trabajadores, de tal
manera que cualquier trabajador que gestiona su contratación en origen, cuando
llega a esta provincia, se encuentra con un contrato de trabajo en toda regla y
con alojamiento que cumple las condiciones mínimas de habitabilidad, tanto es
así, que el inmigrante no tiene que venir a la aventura hasta nuestra tierra.
La realidad es tan cruda que al final una inmigración
desordenada, lo único que nos trae son imágenes como las que hemos visto en
días pasados en Úbeda, y que a nadie nos gusta ver, por lo que en este tema no
se puede autoexcluir nadie, y todo el mundo debe aportar su granito de arena
para que los inmigrantes lleguen a esta provincia cuando se necesiten y de
manera ordenada, con lo que evitaremos que unas personas que hasta Jaén llegan
a trabajar y poder ganarse algunos euros con algún jornal, pasen de ser un
problema laboral en un determinado momento, a un gran problema social que como
si de pólvora se tratara, da la vuelta al mundo en pocos minutos, y todos los
años igual.