"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

PERDONAR PERO NO OLVIDAR


La muerte de Nelson Mandela ha conmocionado al mundo entero, y a ella se han referido grandes personalidades de este planeta que de una manera o de otra le han rendido homenaje y han reconocido la labor que este hombre ha realizado a lo largo de su vida para dejar una huella imborrable a lo largo de la historia, pues tras su largo cautiverio, supo lograr la reconciliación en su país, en lugar de seguir sembrando el odio y el rencor.
Mandela está ya en la historia a la altura de Gandhi, Luther King y Lincoln, según lo ha comparado Barack Obama, el Presidente del país más poderoso del mundo, pero lo cierto es que este humilde hombre nos enseñó el poder de la acción y también el poder de las ideas. Mandela es el último gran liberador del siglo XX, él luchó por todos y cada uno de nosotros. Todos tenemos el deber de quererle, de hablar de su recuerdo, de encarnar su ejemplo en nuestras vidas, y todo ello porque la lucha de Mandela y del pueblo sudafricano es un ejemplo para el continente africano y para todos los pueblos que luchan por la justicia, la libertad y la igualdad. Fue un predicador de la paz, el perdón y la unidad racial. Dirigió el país durante cinco años hasta 1995 y dedicó el resto de su vida a trabajar para la caridad.
Mandela es considerado uno de los más grandes líderes del mundo, en su vida nos ha dejado miles de mensajes que nos tienen que hacer reflexionar, pues como él muy bien decía "Lo que cuenta en la vida no es el simple hecho de haber vivido. Es qué diferencia hemos hecho en la vida de los demás lo que determina el significado de nuestra vida", y eso es lo importante, lo diferente que hemos hecho con respecto a los demás, que será al final lo que cuando ya pasemos de esta vida, quede en el recuerdo de nuestro contemporáneos y sucesores. Ahora toca rendirle un emocionado tributo, a quien se reconoce como símbolo supremo de dignidad y de consagración inclaudicable a la lucha revolucionaria por la libertad y la justicia; como un profeta de la unidad, la reconciliación y la paz. Al que junto a sus compañeros de lucha, dirigió a su pueblo en la batalla contra el apartheid, para abrir el camino hacia una nueva Sudáfrica, no racial y unida en la búsqueda de la felicidad, la igualdad y el bienestar de todos sus hijos, para superar las secuelas del colonialismo, la esclavitud y la segregación racial. El líder sudafricano vivió en carne propia la violación de los derechos humanos, pero fue también el hombre que emancipó a la mayoría de su país y unió a blancos y negros.

El valor y la valía de este ser humano, aparte de conocerse, hace engrandecer la hazaña. Luchó, este activista de la paz, contra sus opresores durante años y luego los perdonó, sabedor de que no hay paz sin rectitud, ni rectitud sin clemencia. No precisó dinero ni poder para levantar el ánimo de la lucha por la vida. Los logros de Nelson Mandela tuvieron un precio enorme para él y para su familia. Su sacrificio sirvió no sólo a la gente de su propio país, Sudáfrica, sino que hizo del mundo un espacio mejor para todas las personas, en todos los lugares. Ciertamente él nos enseñó a ser caminantes de luz, a cambiar el mundo del odio por el del amor, a perdonar aunque no olvidemos, a través de gestos sencillos y de gestas humildes, porque realmente uno es tan poca cosa que apenas en un soplo se nos va la vida.

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