Hasta el
próximo dos de mayo estará abierta la consulta lanzada por la Comisión Europea,
para que cualquier ciudadano de la Unión pueda dar su opinión sobre lo que
desea para el futuro en cuanto a Política Agraria Comunitaria se refiere. Consulta
que aunque no será vinculante, sí ha prometido el Comisario que será muy tenida
en cuenta para dictar los próximos reglamentos que serán de aplicación a partir
de 2020 y durante el periodo que irá hasta 2026. Con lo que lo que salga de
esta consulta puede marcar por más de un lustro a un sector importante de la
población.
Por ello y por
ser tanto lo que nos jugamos, necesitamos de una PAC fuerte, bien dotada
económicamente, con presupuesto suficiente y garantizado, sin que haya trasvase
de fondos entre los distintos territorios y cultivos, con la recuperación del
montante de ayudas perdidas en la anterior reforma. Con el establecimiento de
medidas de mercado dotadas de instrumentos agiles y eficaces mediante los
cuales la actualización y revisión de los precios se realice de manera
automática considerando la evolución del mercado y los costes de producción. En
este sentido consideramos necesario, entre otras, el almacenamiento privado.
Siendo imperiosa, o imprescindible diría yo, la puesta en marcha de una medida
de autorregulación, dentro de la excepcionalidad que permite la normativa de la
Competencia para estos casos, con el objetivo de reducir la gran volatilidad de
los precios, tanto en origen como para el consumidor.
A fin de no
perder competitividad en nuestras explotaciones agrarias y garantizar la
seguridad alimentaria consideramos se debe establecer en los acuerdos con
terceros medidas de reciprocidad. Dejando patente que el olivar cumple con los
objetivos de ser un gran sumidero de CO2 de la atmósfera, por lo que es
imprescindible que al olivar se le siga concediendo el pago verde “greening”,
como hasta ahora mismo se le viene haciendo.
Pero esta PAC
no se debe olvidar de dos cuestiones de suma importancia, por una lado el
olivar de alta pendiente y de montaña, tiene que tener un acceso prioritario a
las ayudas acopladas que se fijen en el Reglamento de la UE. Mientras que de
otra parte, hay que fijar un nivel de ayudas importante para la incorporación
de Jóvenes en la actividad agraria, a través de los programas de desarrollo
rural, así como los incrementos de los pagos directos en un porcentaje a
determinar, para los jóvenes que se incorporen, tal como está establecido en la
actualidad para el periodo 2014-2020.
La
competitividad en el olivar, va a ser un gran necesidad para que puedan
subsistir miles de explotaciones, por lo que la nueva PAC debe de contar con
los mecanismos necesarios en forma de ayudas para reconvertir o modernizar las
plantaciones que así lo requieran o deseen con el fin de hacerlas siempre
competitivas en el mercado global. Así como la eliminación de la gran
burocratización a la que nos tiene sometida la PAC a todos los agricultores.
La pequeñas
explotaciones, siempre son las más castigas en la PAC. Siendo estás pieza clave
para evitar los serios problemas de despoblamiento que tiene el medio rural,
por lo que para este nuevo periodo se debe contar con programas que las
favorezcan y eviten el despoblamiento de las zonas rurales.
En definitiva
la PAC que queremos y la que necesitamos es una PAC que sirva para la
generación de empleo y riqueza que pueda mantener y fijar la población en el
medio rural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario