El recinto ferial en estos días va subiendo de tono de una manera impresionante, la gente se echa a la calle para celebrar un año más las tradicionales ferias y fiestas en honor del Condestable Lucas de Iranzo. Jaén se engalana con sus mejores adornos, para que mujeres y hombres, niños y niñas, pasen unos días de fiesta y diversión.
Los niños y niñas seguro que pasan todos los días arrastrando a sus padres hacia la zona de los cacharros, para que uno tras otro los suban en todos y cada uno de ellos que en el recinto de la vestida están instalados. Los más jóvenes por el contrario quizás que en esa zona, la de los cacharros, sólo pisen de forma esporádica y fugaz, mientras se montan su propia feria en forma de botellón, por alguna de la esquinas del ferial, apartados de él, pero a la vez cerca, para poderse dar algún que otro paseo por la feria. Mientras que las personas más adultas suelen darse cita en alguna del gran número de las casetas que como cada año se han instalado para el deleite y disfrute de los Jaeneros y Jaeneras.
A partir del año 1461, fecha en la que don Miguel Lucas se instala definitivamente en Jaén, un caballero mitad guerrero mitad mecenas, renacentista, con un gusto definido por la música, el canto, el teatro y las artes liberales que se manifiesta en una pequeña y alejada corte fronteriza. Y al que según cuentan las crónicas, no le importaba poner excusa alguna para cualquier celebración y montar por todo lo alto la fiesta correspondiente. Las fiestas religiosas, como las Navidades y la Cuaresma, además de las advocaciones de los santos ligados en alguna manera a Jaén o a la familia del condestable, eran celebradas con toda la magnificencia que las ocasiones requieren y derrochando en ellas todos los gustos lujosos de un gran señor, poniendo así de relieve la importancia que se concede al plano de lo espiritual, si bien, a veces, sobre todo en la Navidad, los actos litúrgicos, aunque numerosos, se ven algo empañados en su brillantez por las manifestaciones mundanas que en estos días se llevan a cabo en el palacio de don Miguel Lucas.
Pues todos estos esfuerzos del Condestable, nunca fueron en vano, y sirvieron para transmitir esa devoción que las gentes de este lugar, a lo largo de muchos años seguimos sintiendo por las fiestas y las celebraciones, desde que este hombre andaba por estas tierras hasta nuestros días, pero mucho han cambiado las cosas desde entonces o poco según se mire.
Ahora tenemos una fiesta con un recinto ferial que se pone a reventar año a tras año, una fiesta que como manda la tradición tiene sus corridas de toros, su alumbrado y sus trajes de flamenca paseando por el Real y además una gente que trata de divertirse de la mejor manera posible y con arreglo a sus posibilidades, en las casetas y atracciones que para la ocasión se han instalado, y por supuesto para aquellos que lo deseen también pueden hacer uso de las nuevas tecnologías y ver en Internet el programa de las mismas o descargárselo en su teléfono móvil, así es que no se que seria del Condestable si este levantara la cabeza.
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