EL CALVARIO DE GARZÓN

En las últimas semanas el Juez Garzón vuelve a estar en las primeras páginas de todos los medios de comunicación, y no por que ha desarrollado una importante operación judicial contra los etarras o los narcotraficantes, sino por situaciones muy distintas a estas que con casi toda probabilidad lo llevarán a estar sentado en el banquillo de los acusados de la sala de lo penal del Tribunal Supremo.

Es inaudito y lamentable lo que pasa en este país, que tengamos que asistir con cara de sorprendidos, como a un partido ultraderechista s que en otra época ha vulnerado una y otra vez los Derechos Humanos, que no les importo empuñar las armas para derrocar a un gobierno legítimamente elegido por el pueblo, imponiendo el absolutismo y el totalitarismo en España durante 40 años, se les mire con tanto celo una demanda presentada contra el juez Garzón. Y ahora por que un juez pretende esclarecer los hechos que en esa etapa oscura de este país ocurrieron, y todavía se encuentran impunes, pues se le persiga y se admitan querellas contra él, para que quede anulado y los ciudadanos españoles sigamos sin saber judicialmente que ocurrió con los crímenes del franquismo.

El sistema judicial español tiene los resorte necesarios, para que si algún ciudadano que por él tenga que ser juzgado, ve vulnerados su derechos, pueda pedir justicia a otras instancias, de tal manera que las sentencias que se dicten puedan ser revocadas, tanto por el fondo como por la forma, con lo que la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos queda totalmente garantizada como exige nuestra Constitución de 1.978.

Pero en esta ocasión se ha dado un paso más allá, y se ha entrado en el terreno de la carga ideológica de las personas, de tal manera que aquí lo que menos importa es el posible delito que haya podido cometer Garzón, sino que este juez incomodo y metejón hay que apartarlo como sea, por que puede que a lo tonto a lo tonto saque al aire las vergüenzas de los señores que hace más de setenta años cometieron crímenes contra la lesa humanidad, y sobre los que nadie a querido investigar nada en absoluto.

También los ciudadanos españoles somos muy dados a que en el momento que a alguien se le acusa de algo, con fundamento o sin él, ya lo condenamos a la máxima pena posible que marque el código penal. Y para nada tenemos en cuenta algo que se llama la presunción de inocencia y por lo tanto el juicio paralelo que siempre se monta en la calle, en los medios de comunicación, etc., avanza mucho más rápido que el verdadero de la justicia, y en unas pocas semanas arruinamos la vida personal y profesional de cualquier persona, y lo de menos es la resolución judicial que al final se obtenga.

El calvario judicial que comienza ahora el juez Garzón, no es nada desdeñable, el largo recorrido puede terminar incluso en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, pero cuando de todos estos tribunales obtenga la correspondiente sentencia, nosotros ya lo habremos condenado y nadie nos hará cambiar de opinión.