Hace unos días, el Primer Ministro Ruso, anunciaba el cierre de la exportaciones de cereales de su país hasta el 31 de diciembre de este año, motivado principalmente por la pertinaz sequía, que padece Rusia y con el único objetivo de garantizarse su abastecimiento, ante una posible falta o escasez mundial de cereales.
Este anuncio, no tendría el sentido que tiene, sino lo realiza quien lo realiza, y no es ni más ni menos que el Primer Ministro del tercer país productor mundial de cereales, con lo que el anuncio es mucho más serio y mucho más grave de lo que en un principio podría parecer.
La repercusión que esto tendrá ya se está dejando entrever, con una subida del precio de los cereales, que por supuesto redundará en una subida del pienso para los ganaderos, de inmediato, y sin ninguna contemplación, pero no sólo será esa la consecuencia, sino que productos básicos de primera necesidad, también subirán de precio de manera disparatada. Y como pasó hace dos años, volverá a subir la inflación, por esta subida de la cesta de la compra, con las consecuencias que eso tendrá en la economías, maltrechas que hay en casi todos los países de la Unión Europea.
Cada día se da uno cuenta, que esto del libre mercado o libre comercio, es un chiste, y que lo único que se trata es que al final cuatro o cinco grupos multinacionales controlen, y de que manera, la alimentación en el mundo, a los que se les ha entregado a modo de capitulación, para que hagan y deshagan a su antojo lo que mejor le parezca.
Pero esto no puede permanecer así mucho tiempo más, y esos tecnócratas de la Comisión, a los que estas multinacionales les hacen ostentosos regalos, o les pagan cenas en Bruselas a doblón. Se les tiene que empezar a pedir responsabilidades de algún tipo, pues lo único que han hecho es ir enfocando toda la política económica de la unión, para desmantelar el tejido productivo de ella, ya que era más barato traerlo que fuera que producirlo aquí. Y ahora nos vemos con anuncios como este, y con nuestros silos y almacenes totalmente vacíos, y no sólo eso, sino sin nada donde echar mano.
El error ha vuelto a ser garrafal, o monumental diría yo, y la Unión no puede vivir con estos sobresaltos continuamente que lo cierto y lo fijo, es que cada vez irán a más, por que cada vez somos más dependientes de países terceros, sobre todo en productos de primera necesidad, como pueden ser, los cereales, la leche y la proteína vegetal, donde la dependencia es total y absoluta.
Alguien tiene que poner pie en pared, y plantarle cara a todos estos tecnócratas, pues no podemos tener lo nuestro abandonado y ser unos dependientes alimenticios en manos de cuatro o cinco multinacionales, que a modo de dictado le hacen los reglamentos a la Comisión y al Consejo y luego son de obligado cumplimiento en todos los Estados miembros de la Unión Europea, porque una crisis económica, mal que bien se sobrelleva, pero una crisis alimentaría, en la que faltarán alimentos de primera necesidad como estos, seria de consecuencias mucho más desagradables.
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