"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

EL ROLLO DE LA GRIPE “A”

Ya hace unos pocos meses que empezaron a aparecer los primeros síntomas de la gripe “A”, y con ellos un virus que seria una amenaza para  humanidad, que sobre ella se cerniría, como si de una de las maldiciones Bíblicas se tratara. Tan terribles eran los peligros de la mentada y hoy casi olvidada dolencia que incluso se consideró necesario cambiarle el nombre. De "porcina" pasó a "gripe A" y después a "nueva gripe", aunque el virus fuese el mismo bajo todas las denominaciones. Lógicamente, la alarma causada por una enfermedad a la que ni siquiera se podía llamar por su nombre hizo que se multiplicasen las prevenciones gubernamentales hasta extremos a veces pintorescos. Convertido en toda una madraza, el Gobierno recomendó sonarse los mocos, lavarse a menudo las manos, evitar los contagiosos besos y huir de las grandes concentraciones de gente en las que tanto bicho suelto hay.
Felizmente para todos, el tiempo parece haber dado la razón a los escépticos que no creían que la cosa fuese para tanto. La epidemia lleva un mes en declive, hasta el punto de que ya ni siquiera epidemia puede llamarse. Nada que ver con la alerta inicial, cuando se recluía a las primeras víctimas en estricto régimen de aislamiento y cada nuevo caso era noticia de portada.
Con este virus de iba a morir media humanidad, si no seguíamos esas recomendaciones, y sobre todo y lo más importante, sobre todo para las farmacéuticas, es que sólo había unos o dos medicamentos que la pudieran curar en su momento, cuestión que mucha más alarma social creó.
Todas las recomendaciones del gobierno han hecho que se consuman miles y miles de litros de un gel que parece que es milagroso, y que quien se lava la manos con él jamás cojera la temida enfermedad. Que las vacunas y los medicamentos se compraran a través de Internet de manera clandestina, para poder estar a salvo de la pandemia, y lo más importante que aquel que en su lugar de trabajo o enseñanza, contrajese esta enfermedad, que por allí no apareciera en quince o veinte días, no vaya a ser que nos traiga la maldición.
Y nosotros lo ciudadanos de a pie, nos creemos esto como si fuese la Biblia, y cumplimos al pie de la letra todas la recomendaciones que nos han enviado desde tantos sitios, por que no queremos ser cómplices del fin de la humanidad. Y ahora nos damos cuenta de que nada de eso ocurrirá, de que la gripe “A”, no es más virulenta que la estacional de todos los años, y que todo este rollo y camelo ha llevado a que las multinacionales farmacéuticas, las del gel y no se cuantas más se enriquezca a costa de meter el miedo en el cuerpo a millones y millones de personas, importándoles muy poco todo lo demás.

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