En los últimos meses estamos asistiendo atónitos, a la mayor caída de los precios del aceite desde hace ya más de una década, llevando esto a los agricultores a una situación de perdida de renta y de insostenibilidad de sus explotaciones, que no sabemos por cuanto tiempo puede esto durar.
Con esta perdida de renta de los agricultores de nuestra provincia, no sólo tiene repercusión en el bolsillo de los agricultores, si no también en el PIB per cápita de la provincia de Jaén, que ya de por si es unos de los más bajos de la Comunidad Autónoma o de los de las provincias de todo el territorio nacional.
Esta situación sumerge a la provincia en una de las crisis económicas de más alto nivel, provocando una paralización de otros sectores también importantes como el sector servicios o el comercio, que le costará bastante el poder levantar cabeza.
Con esta situación no podemos perder de vista que la provincia de Jaén, el monocultivo de olivar es lo que impera y esas casi seiscientas mil hectáreas que se distribuyen a lo largo y ancho de la geografía de esta provincia, se les puede asestar un golpe mortal, y suponga esto que la vertebración del territorio que ha venido haciendo el cultivo y la cultura del olivo desaparezca y veamos como los pueblos hasta ahora llenos de vida y riqueza, se conviertan en pueblos fantasmas en los que sólo vivan unos pocos jubilados que poco a poco le irán poniendo fecha de caducidad a estos.
Es lamentable que el precio de 2’10 euros por kilo que nos marca el sistema pool tengamos que aceptarlo por bueno, cuando ni siquiera nos cubre los costos de producción en muchos casos, y costándole a los agricultores el dinero cada día, y sin saber hasta cuando aguantaremos toda esta situación. Situación que ya no da más de sí y tenemos todos que ponernos a trabajar en la misma dirección, para que aunando todos los esfuerzos consigamos mejorar este trance que estamos pasando.
Esta oportunidad puede ser histórica, y vengo a referirme a la tan anunciada ley del olivar, ley que tiene que dar un fuerte impulso a los olivares, a los olivareros y las zonas rurales de Andalucía en general y de Jaén en particular, por que no nos podemos quedar en una ley que se centre el medio ambiente, sin valorar los paisanos que viven en nuestros pueblos, grandes sufridores de todo esto. Esta Ley se tiene que aprovechar para cuestiones como esas que llevaran a los productores a poder seguir manteniendo el estatus que se merecen.
Ahora bien si dejamos pasar la ocasión, como tanteas veces no ha ocurrido. A la vuelta de unos años queramos aquí unos pocos mirándonos con cara de sorprendidos por que veremos como ha pasado un nuevo tren que lo hemos perdido un vez más. Por ello la Junta de Andalucía tiene que ser valiente y no le tiene que temblar el pulso a la hora de legislar en este sentido, para que la maltrecha situación que vivimos, podamos abandonarla en el menor tiempo posible.
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