Hoy recorren las calles de la capital miles de olivareros llegados desde todos los rincones de nuestra provincia, y muchos de otras comunidades autónomas, también olivareras de nuestro territorio nacional.
La situación de ruina que vive el sector del olivar y del aceite de oliva, ha hecho que tengamos que salir a la calle los olivareros, para exigir medidas que puedan paliar la crisis tan profunda que estamos padeciendo y que puede llegar al abandono de muchas explotaciones, y con ello los pueblos de Jaén, que en su gran mayoría sus gentes viven del olivar.
Se lleva un año con el precio del aceite en caída libre, llevando a los olivareros a la desesperación y el agobio económico, que se sufre al ver como se recortan día a día los beneficios económicos de un cultivo que hasta hace poco más de un año era un cultivo rentable que servia para mantener la población en el territorio, y generar empleo y riqueza en todos y cada uno de nuestros pueblos.
Detrás de cada olivarero que hoy se manifiesta en Jaén, hay una familia y una situación personal que cada uno sabe cual es la suya, pero que pudiera ser común en todos el de una persona que principalmente vive en uno de nuestros pueblos y que cuando le liquidan el aceite por parte de su almazara o cooperativa, se le queda una cara de asombro al ver como con lo que recibe, no tiene ni para los gastos de cultivo, teniendo que poner dinero de su bolsillo.
La cuestión es que los bolsillos están cada vez más vacíos y que el mercado sigue en manos de los tres de siempre, y eso es intocable, con lo que ellos seguirán haciendo su agosto, mientras que a nosotros nos arruinan y nos dejan en la más absoluta miseria.
Con acciones como esta los olivareros no estamos pidiendo más ayudas, si no que lo que pedimos es que de alguna forma se regule un mercado que ahora mismo sólo está regulado para unos pocos que son los que trimestre a trimestre anuncian grandes sumas de beneficios, importándoles muy poco lo que hay detrás de cada kilo de aceite que ellos nos pagan a precio de miseria y al consumidor se lo siguen vendiendo como estaba en años anteriores. Pero lo que si queda claro en está situación es que todavía hay margen para que los olivareros los cobremos más caro y los consumidores los paguen más barato.
Los esfuerzos que en el sector se han hecho para conseguir un producto con una calidad inigualable, han sido importantísimos, invirtiendo y endeudándonos hasta las orejas, para hacer almazaras supermodernas con sistema de producciones ecológicos para no tener que provocar vertidos de alpechín a los cauces públicos, bodegas de acero inoxidable, líneas de molturación para moler la aceituna al día. Y ahora eso parece que ya no merece la pena, que ya tenemos que cambiar el modelo productivo. Pues hoy le estamos le diciendo a la administración y a esa camarilla que manipulan el mercado a su antojo, que esto no lo vamos a consentir, y que cambian las cosas para que vivamos todos o esto explota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario