"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

JAQUE AL OLIVAR DE JAÉN

La situación que esta atravesando el olivar de la provincia de Jaén podemos calificarla cuando menos de preocupante por la continua bajada del precio que esta sufriendo nuestro producto estrella, devaluandose hasta niveles que hace unos años eran impensable e inconcebibles.
Siempre que se genera una crisis en algún sector, se comienza ha redefinir un modelo, y ahora no podía ser menos, con la crisis que esta instalada de manera definitiva en el sector del aceite y el olivar de nuestra provincia. El modelo que se pretende definir es un modelo totalmente antagónico al olivar de Jaén, que es el olivar tradicional, el que ha mantenido y fijado la población en todo el territorio de esta provincia, vertebrándolo y haciendo que tengamos pueblos llenos de vida y actividad económica que tanta falta no hace; este modelo es un olivar hiperindustrializado que esta totalmente mecanizado en el que tan sólo un par de personas son necesarias para el desarrollo del cultivo en todo su periodo, para cultivar y recolectar miles de toneladas de aceituna, en contraposición del olivar de Jaén, cultivo tradicional, que supone un hervidero de personas en todo el año y se agudiza de manera considerable durante la campaña de recolección, en la que cualquiera por muy pequeña que sea su explotación se ve en la necesidad de tener que emplear algunos jornales para poder llevar tan preciado fruto a las almazaras y cooperativas.
Este modelo que preconizan las grandes multinacionales, es del todo inviable en la provincia de Jaén, por dos factores principales; uno es la orografía de la provincia en la que la mecanización resulta bastante difícil en pendientes como las que muchas de nuestras explotaciones tienen. Y otro no menos importante es el agua que se necesita para esta industria del olivo. Tenemos que pensar que nosotros tenemos las concesiones de agua que tenemos y que con esos mil quinientos metros cúbicos, para lo único que nos da es para un riego de apoyo que venimos dando a lo largo del verano al olivar tradicional con marcos de plantación de toda la vida, por lo que quedamos muy lejos de los ocho mil metros cúbicos que nos hacen falta para plantaciones superintensivas.
Estos planteamientos de cambio de modelo pueden dejar fuera de juego al olivar de toda la vida, importándole muy poco a los que están orquestando estos cambios que desaparezca todo el tejido socioeconómico, que en nuestros pueblos se ha creado en torno al olivar y el aceite, de tal manera que veamos pueblos como en Aragón o Castilla y León que están habitados por un pequeño grupo de personas mayores con fecha de caducidad puesta.
La situación ya no se puede aguantar más, por lo que hay que poner pie en pared, para que movimientos especulativos no se apoderan de nuestro aceite y nos sumerjan a los olivareros de toda la vida en la total ruina que pretenden llevarnos. Todavía estamos a tiempo de salvarlo, por que tan sólo estamos en jaque y para terminar la partida tiene que ser mate, pues revolvámonos y seamos nosotros los que demos jaque mate a estos oligopolios.

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