"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

AYUDAS MULTIMILLONARIAS

En estos momentos de crisis que estamos atravesando asistimos atónitos como los gobiernos de todos los países, desde EE UU hasta los europeos, inyectan grandes sumas de dinero para que no se desplomen las economías de los estados, o los sistemas financieros, que son los que se encuentran en situación de mayor riesgo, puesto que es imprescindible que se recupere la confianza en los mercados financieros, para que toda la economía se pueda reactivar.

Cuando uno lee en la prensa o escucha la radio y la televisión no acierta muy bien a ponerle los ceros a las cifras multimillonarias que cada gobierno está entregando a las empresas, que durante todos estos años han ganado los dineros en cantidades importantísimas, trayéndoles sin cuidado a quien tenían que pisotear para conseguir ese objetivo, que no es otro que el de enriquecerse cada vez más y más.

Visto desde las perspectiva del ciudadano de a pie parece una inmoralidad que esté ocurriendo esto en el mundo civilizado. Desde el punto de vista de los mercados y la economía, y una vez que el capitalismo ha fracasado rotundamente, se hace necesario que la economía de un Estado siga funcionando porque a todos nos interesa.

Pero los que durante muchos años hemos estado oyendo que en el mercado no se podía intervenir, que el libre mercado lo arreglaba todo, o que las ayudas que se otorgaban por parte de cualquier país eran ilegales siendo estos estados condenados por la Unión Europea a tener que devolver cifras multimillonarias -hundiendo empresas muchas de ellas de gran arraigo social en nuestra tierra-, ahora vemos como nadie de los tecnócratas de la UE salen a decir que esas ayudas son ilegales y que cada Estado tiene que ser sancionado duramente; más bien desde el gigante macroeconómico se le da la bendición, porque el proyecto que emprendió desde que termino la Segunda Guerra Mundial ha resultado ser un gigante con los pies de barro y que cuando vienen las turbulencias se desmorona como un castillo de naipes.

Realmente vemos todos que estas ayudas multimillonarias son necesarias y que hay que ponerlas encima de la mesa para que todo siga funcionando, pero tampoco no hay que olvidarse de la lección que todo esto nos está enseñando y que de la situación tenemos que aprender y mucho. Ha llegado la hora de no dejar al mercado a su libre albedrío, sin regla alguna que lo ampare, sino todo lo contrario, se tiene que intervenir en él de una forma moderada para que sectores de los países que resultan estratégicos continúen siéndolo. No seamos tan cándidos de dejarlos a merced de lo que las grandes transnacionales quieren. Y si en estos sectores hay que poner fondos estatales o comunitarios que lo podamos hacer con la mayor tranquilidad del mundo, porque muchos de ellos son realmente los garantes de la economía y grandes generadores de empleo y riqueza en cada uno de los distintos territorios.

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