Mañana celebraremos el XXIX aniversario del día de Andalucía, que se instauro con el referéndum por la autonomía celebrado el 28 de febrero de 1.980, donde el pueblo andaluz demostró su garra y valentía y enfrentándose a todo un gobierno de esta nación, le dijo que no estaba dispuesto a seguir tragando y comulgando con ruedas de molino, como había pasado siempre, cuando desde Madrid, se maltrataba y se sometía a todo un pueblo que es dócil y obediente, pero que aquí demostró que no se deja pisotear.
La lucha que empezaron nuestros antecesores fue con una meta y un listón bastante alto, con unas ideas muy claras en la que se quería y ansiaba una autonomía plena y con todas las garantías de tal manera que fuésemos ciudadanos de primera al igual que Catalanes, Vascos, o Gallegos.
Este día tiene que servir para poder homenajearlos por que en aquellos años no era nada fácil en alzar la voz contra un gobierno en el que todavía sonaban algunos ecos de la dictadura que hacia muy pocos años se acaba de soltar con la muerte del dictador. Y un gobierno de la extinta UCD que aprovechando las instituciones del estado intentaba imponer un modelo autonómico que no era el deseado por este pueblo.
Son veintinueve años los que han pasado, y para muchos parece que fue ayer cuando se escuchaban por las calles de las ciudades y pueblos de Andalucía, lo de Andaluz este no es tu referéndum, y después de todos estos años se ha visto con rotunda claridad que este si que ha sido nuestro referéndum, que ha servido para el progreso y avance de Andalucía, que tan maltratada en antaño estuvo. Hemos crecido por encima de la media de España y de la Unión Europea, se está culminando un proceso de transferencias, que han servido para poder administrar nuestros propios recursos, y este pueblo por el que muchos dirigentes políticos de este país hace treinta años no daba ni un céntimo, ha demostrado que sabe organizarse y crear riqueza y empleo.
Y con la reforma del estatuto de autonomía llegan los últimos retos, y en el primero de enero de este año se han recibido las transferencias del Guadalquivir, y los representantes sociales han sabido dar el do de pecho y hacer muy bien sus deberes con el pacto andaluz por el agua, de tal manera que a partir del uno de enero de este año recibimos entre nosotros la gestión del río grande de Andalucía, tarea que se presume complicada, pero que estoy seguro que Andalucía demostrará que es capaz, igual que siempre lo ha demostrado.
Los años tienen que servir de experiencia y sabiduría, y esta conmemoración es solamente de una etapa de nuestra historia, en la que muchos de los habitantes de Andalucía no han conocido otra, pero que ha servido y servirá para que podamos seguir siendo grandes como hasta ahora.
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