En estos días es
mucha la gente que mira al cielo, con cierta desesperación unas veces o con una
gran frustración otras, pues a estos cofrades le está aguando y de qué manera
la Semana de Pasión, teniendo que dejar
en sus templos los pasos engalanados y con todos sus preparativos para realizar
la correspondiente estación de Penitencia. Estación de penitencia que en muchos
casos será un año más el que se queda sin realizar, y muy probablemente son
muchos los cofrades que se harán la pregunta de que si esto es culpa del niño,
de la niña, del anticiclón de las Azores o el cambio climático.
Pero es el
cambio climático el que se viene llevando casi todas las papeletas de las
culpas de los temporales que se suceden como las páginas de los libros, de las
sequias devastadoras, es éste y sólo éste el culpable de todo según muchas
voces o muchos técnicos y estudiosos de este mundo del clima, que nos vienen
machacando una y otra vez con que la culpa de todos estos desaguisados la tiene
el cambio climático.
No es que sea yo
una voz muy acredita para hablar mucho de esto del cambio climático, pues de
esto casi entiendo lo justo, pero a pesar de mis cortas entendederas en esta
materia, si que quiero refrescar la memoria de muchos con algunas cosas que
desde niño cuando estudiaba EGB, me iban contando. Y recuerdo que en aquella
ECB se estudiaban los diferentes climas que había en España y siempre nos
decían que el clima mayoritariamente predomínate en España era el Mediterráneo,
y que la principal característica de este clima, era la sucesión de periodos
secos con periodos húmedos, en los que las pertinaces sequías de los periodos
secos, cedían ante las abundantes lluvias de los periodos húmedos, que podrían
llegar a causar inundaciones en la zonas colindantes a ríos y arroyos.
Ahora está claro
que nos encontramos ante uno de esos periodos húmedos, y como característica de
él, seria la abundancia de lluvias llegando inclusive a producir inundaciones
en las zonas ribereñas de ríos y arroyos, como lo que está pasando en las
últimas semanas, donde nos ha llovido tanto que nos ha puesto los embalses a
más del cien por cien, regalándonos imágenes como la del pantano de Tranco, soltando
agua por el aliviadero casi sesenta años después de la última vez que lo
hiciera, para inundar esta gran riada muchas zonas de cultivo, y viviendas de
localidades limítrofes a la orilla del gran río de Andalucía.
A buen seguro
que después de éste periodo húmedo, llegara el seco y la pertinaz sequia
volverá a hacer sus estragos, y nos encontraremos con que aparecerán miles de
estudios que nos empezarán a decir que todo esto es culpa del cambio climático,
que se está produciendo un avance del desierto y que en unos pocos años el
desierto del Sahara se habrá instalado en Andalucía, y sólo les falta decir con
sus dunas y sus camellos. Volveremos a escuchar cosas como esas de que ya no va
a llover más en no sé cuantos años, pero a casi nadie le da por releer las
características del clima mediterráneo antes de hacer ninguna aseveración sobre
el cambio climático, o algo bastante más sencillo que es preguntar a los más
ancianos del lugar sobre cuántos ciclos secos y húmedos han podido vivir a lo
largo de su vida, para darnos cuenta que estamos en un país mediterráneo donde
impera el clima mediterráneo, como no podía ser de otra forma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario