"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN


Cuando era pequeño, y no tan pequeño, escuchaba hablar del día mundial de la alimentación, y me venía a la cabeza esos niños negritos con la cara llena de moscas y la barriga hinchada, que en su inmensa mayoría poblaban el África Subsahariana, que vivían y viven en las más absoluta de las miserias, con una pobreza tan extrema que a muchos no les importa jugarse la vida para poder llegar desde ese tercer mundo como se le ha calificado, hasta el primer mundo según los ojos de la sociedad en general.
Durante muchos años este mundo desarrollado, sólo se ha ocupado de ese tercer mundo un día al año, cuando han llegado días como éste de conmemorar el día mundial de la alimentación. Dejando día tras y día y año tras años que las hambrunas y las enfermedades hagan estragos en esas grandes zonas, mientras en el primer mundo se vivía a cuerpo de Rey todo el mundo y con gran ostentación de lujos y riquezas.
Pero ahora para ver imágenes de miseria y pobreza no sólo se puede ir al  tercer mundo, sino que tenemos muy cerca al cuarto mundo, refiriéndome a ese cuarto mundo por los colectivos de ancianos desamparados, viudas y madres sin medios económicos, niños abandonados, explotados o prostituidos; marginados sociales, tales como, personas sin hogar y mendigos, personas sin protección oficial o familias desestructuradas, que deambulan por las grandes ciudades del primer mundo, que llegan suburbios, formando guetos para la vergüenza de la sociedad del primer mundo. En definitiva que la hambruna y la pobreza extrema ya no hace falta irse al cuerno de África para verlas, sino que la tenemos aquí al lado de nuestra calle o de nuestro barrio, y cada vez son más las personas que víctimas y ajenos a ésta injusta crisis, rebuscan cada día en los contenedores de basura, duermen sin un techo que les cobije, o se quedan sin la protección sanitaria que desde siempre se le ha dado.
Esto por injusto o cruel que parezca, es la realidad de muchas ciudades de éste el primer mundo y que pretende tapar sus vergüenzas para que no salgan a la luz por ningún sitio. Pero esas vergüenzas ya no se pueden tapar y las vemos a diario por todas partes, puesto que el cuarto mundo se va agrandando y cada vez son más los que de una manera u otra deben acudir a las asociaciones benéficas, o los bancos de alimentos, para pedir comida y de alguna manera el sustento para su familia en muchos de los casos.

Esas desigualdades que se están generando hacen que cada vez sean más los ciudadanos y ciudadanas que abultan eso cuarto mundo, que cada vez sean más barrios de nuestra ciudad en los que la marginalidad y la pobreza se hacen latentes y la podemos ver en cualquier esquina, o en las caras conocidas de nuestro vecino o vecina o el que fuera nuestro compañero o compañera de trabajo, que fruto de esa errática política de crecimiento, ha llevado a que esos barrios que antaño eran de trabajadores, ahora, al estar en situación de desempleo la mayoría, pasen a ser barrios de marginados, en los que se pasa hambre y necesidad y en los que se ve claramente como sus vecinos no les queda más remedio que hacer como siempre han hecho los negritos del cuerno de África, acudir a las asociaciones benéficas o los bancos de alimentos para subsistir y cubrir sus necesidades más básicas. 

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