A nadie se le
escapa que estamos viviendo la crisis más dura que nadie jamás ha conocido, que
los efectos están siendo devastadores y que será la sociedad de clase media la
más damnificada en todo el proceso, que la debilitara y está llevándola casi al
borde del abismo de una manera irreversible, o cuando menos casi irrecuperable.
Y a buen seguro que se tardarán décadas en llegar a donde estábamos.
Pero esta crisis
va mucho más allá de una mera crisis económica o financiera, estamos inmersos
en una crisis de valores en una crisis institucional y política, que en buena
medida se ha llegado a ella por haber padecido antes una crisis de liderazgo,
que le ha hecho a los gobernantes arrodillarse ante el capitalismo para
sucumbir a sus postulados con la excusa que es el mejor de los sistemas
posibles.
Esta crisis es
de valores, porque muchos de esos valores que inspiraron la transición española, o remontándonos a un tiempo más remoto,
sirvieron también para los padres de la Unión Europea. Han caído en lo más
profundo de las de las oquedades de un sistema que lo único que le importa es
ganar a unos cuantos más y más dinero, de tal manera que cualquiera que intente
mover el más mínimo dedo en contra de él, lo aniquilaran y lo podrán en el
paredón frente al pelotón de fusilamiento. Pelotón que disparará a diestro y
siniestro para que se mantengan sus postulados, muy distintos a los valores que
inspiraron la transición española o la entonces Comunidad Económica Europea.
Esta crisis es
institucional por que ahora cuando llega el tiempo de las vacas flacas se
empieza por cuestionar todo, y hay quien quiere darle hacia atrás a las
manecillas del reloj, para volver hacia el unitarismo centralizado de tal
manera que aquel que mayor influencia tenga en Madrid, será quien más arrime el
ascua a su sardina. Pero ahora también hay mucha gente que empieza a darse
cuenta que la Constitución de 1.978 consagro un Estado de la Autonomías, que
era algo así como un Estado Federal descafeinado, pues en la época que se redactó
la constitución que ahora nos rige, pasar de una dictara a una república era
misión casi imposible. Pero ya han pasado muchos años desde entonces, y ya es
hora que de empezar a avanzar hacia ese Estado Federal que realmente termine
por consagrar la segunda transición democrática de nuestro país, pues son
muchas las voces que se alzan para decir que ya muchas de las instituciones
aquí existentes ya no tienen función o han perdido su contenido democrático.
Realmente todo
esto le ha ocurrido a Europa en general y a España en particular, por vivir la
mayor crisis de liderazgo de toda su historia, por no tener políticos bragados
que le hayan plantado cara a lo que ahora llaman mercados y que antaño se
regodeaban con ellos para vacilar de lo bien que la economía marchaba, la de
ellos claro está. Y ha sido esa crisis de liderazgo de la clase política
Europea, la que de alguna manera todo esto le ha explotado en la cara por no
haber sabido atajar y ponerle freno a un sistema perverso y que al fin y al
cabo ha sido el que nos ha metido de lleno en la crisis que tenemos en nuestro
días y que no es sólo económica y financiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario