En mi pueblo casi todos los viernes, se reúnen a la hora del medio día en torno a una mesa de un bar, con la excusa de tomarse unas tapas y cambiar algunas impresiones de como ha ido la semana, el Cura Párroco, el Juez de Paz, El Secretario del Juzgado, y a veces se unen algún que otro funcionario del Ayuntamiento. Vamos lo que en otra época se les podía llamar los poderes fácticos del pueblo.
Esto no tendría nada de particular ni tiene que ser motivo de escrito o crítica alguna, si no es por que D. Antonio, el Cura, que es un Cura mayor de aquellos que antaño se les llamaba obreros, culto donde los haya, y que le gusta estar bien informado de todo lo que ocurre el nuestra sociedad, lee la prensa diariamente y sorprendentemente resulta que también los viernes se lee mis artículos, cosa que me agrada mucho, pues nunca pensé yo tener lectores de tan nivel. Es por eso por lo que hoy traigo esto a colación, pues mis artículos que se escriben desde mi forma de pensar de una manera humilde, sin tratar de herir a nadie, son tema de conversación en esa tan importante reunión del Cura, el Secretario y el Juez de Paz, que entre caña y caña, entre chato y chato de vino, D. Antonio introduce el debate, para desgranar línea a línea, la opinión vertida por mi negro sobre blanco, y sobre la que hablan dialogan y discuten y que les lleva al final a formar la opinión de cada uno que bien daría para escribir varias páginas de opinión en el periódico.
Es curioso, no ya que mi opinión, se este más o menos de acuerdo, sino que los temas que cada viernes escojo para opinar sobre ellos, sean tan importantes como para que ese agradable grupo de tertulianos, les sirvan para amenizar su cenáculo y que le dediquen el tiempo que ellos crean oportuno para hablar de ellos y al final se consiga el fin por mi perseguido, que estén de actualidad al menos durante unas horas de ese día.
Normalmente cuando alguien escribe su opinión, como yo lo hago cada semana, sobre el tema que bien me parece, trato de trasladar a todos mis lectores una idea que ronda mi cabeza y que plasmo en uso de mi derecho de libertad de expresión. Opinión que además está limitada en el espacio como es lógico, y que la tengo que plasmar en el papel en torno a unas 550 palabras, por lo que a veces se tiene que ser escueto a la hora de decir las cosas y no puedes extenderte o recrearte para cada tema.
Estos sabios lectores conforman su opinión sobre la mía, de la que pueden que estén en total disenso, o en el mutuo consenso, pero claro está, esta es mi opinión como la de otro cualquiera que no se puede criticar aún cuando se está en desacuerdo, lo que si es curioso es que hablen de mi o de mis artículos en mi pueblo, D. Antonio el Cura, Alfonso el secretario, o Javier el Juez de Paz, que a la sazón es mi hermano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario