Estas
navidades, después de siete años, nos hemos vuelto a juntar aquel grupo de
compañeros que por los avatares del destino cursamos juntos la carrera de
Derecho en la Universidad de Jaén y que desde casi los inicios congeniamos y
pasamos unos años maravillosos que nos dejaron marcados para siempre y que
nunca olvidaremos, puesto que lo que un principio era un grupo de compañeros,
terminó por ser un grupo de amigos que por mucho tiempo que pueda pasar sin
vernos, siempre estaremos presentes en cada uno de nuestros corazones,
existiendo siempre un bonito recuerdo unos de los otros que seguro que jamás se
borrará de la memoria.
Ahora
siete años después hemos podido compartir una comida juntos en la que han
salido miles de anécdotas de aquellos años de clase y por las que hemos reído a
carcajadas hasta que se nos han llegado incluso a saltar las lágrimas.
Recuerdos y anécdotas vividas en aquellas aulas de la UJA, en sus pasillos, o
en la cafetería en aquellas horas muertas de espera entre clase y clase, en la
que nos contábamos historias y poníamos en común muchos de los conocimientos
que íbamos aprendiendo en clase cada día.
Que
alegría ha sido poder volver a recordar aquellos años en los que cursábamos la
Licenciatura de Derecho, años, en los que Lola y Carmen y muchas veces Luisito,
se afanaban en hacer las prácticas perfectas para poder obtener la máxima
puntuación, o Rebeca que se pasaba horas y horas en la biblioteca hasta que
tenía los apuntes con todo lujo de detalle, que luego por supuesto nos lo pasaba
a los demás, que era con los que nos estudiábamos las asignaturas, para
nosotros poder sacar un aprobado raspado, mientras ella se llevaba la correspondiente
matrícula de honor que una tras otra iban cayendo curso por curso.
Pero qué
tiempos aquellos en los Diego y Yo nos sentábamos en clase cada uno en una esquina
de la fila para estar discutiendo durante todo el tiempo que duraba la clase,
mientras Tiscar trataba de poner paz entre nosotros dos, aunque esas
discusiones y peleas eran totalmente en broma y la mayoría de las veces por
animar las clases, ya que algunas debo de reconocer que eran algo aburridas, y
con esto de vez en cuando, también terminábamos por irritar a Carmen que no le
gustaba nunca vernos discutir y a Diego le daban los celillos cuando sacaba la
cara por mí.
Fueron
unos años gloriosos en los que muchos se labraron su futuro, mientras que para
otros también significaría un cambio importante en nuestras vidas, pues entre
risas y bromas entre ratos buenos y malos, al final todos somos Licenciados en
Derecho, con gran esfuerzo y sacrificio, y que estas navidades después de siete
años de haber terminado la cerrera nos hemos podido volver a juntar para ver
como muchos estamos algo más calvos, otros peinamos algunas canas más, algunas
familias han aumentado y otros están en el proyecto de aumentarlas.
Este
encuentro ha sido el primero, pero seguro que no será el último, lo que si
tenemos claro es que ya no vamos a esperar otros siete años más para volver a
juntarnos, sino que ahora ayudados también por la nuevas tecnologías, estaremos
en contacto a diario y en cuanto surja la más mínimo oportunidad compartiremos
mesa y mantel para poder seguir regando esta amistad que salió de las aulas de
la UJA y perdurará de manera indefinida en el tiempo.
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