En estos días todos estamos consternados por los brutales atentados perpetrados por una cédula de yihadistas en la capital Comunitaria, atentando una vez más contra personas inocentes que o bien se dirigían a tomar un avión para cualquier destino del mundo, o a su lugar de trabajo como cualquier otro día normal de trabajo, teniendo la mala suerte de encontrarse a su paso con la barbarie de unos descerebrados que pretenden de alguna manera quebrar el orden internacional, imponiendo por la fuerza y con el terror unos ideales que claramente el mundo occidental viene rechazando constantemente una y otra vez.
Estos brutales atentados rayan ya en el esperpento, pues si primero fue Nueva York, después Madrid, Londres, París y ahora Bruselas, lo único que hacen es sembrar el terror y el miedo entre la gente inocente, pero para nada hacernos doblegar en nuestra forma de actuar y en nuestro día a día, de tal manera que desde la sociedad civilizada de cualquier ciudad Europea viene demostrando y seguirá demostrando sus actuaciones de la misma manera que durante años lo ha venido haciendo, donde siempre han convivido un gran número de culturas y civilizaciones sin el menor problema o la mejor discrepancia entre ellas.
Llegado este momento, toca hacer un esfuerzo de integración bastante importante, de tal manera que los musulmanes de bien puedan verse integrados en nuestra sociedad, como lo puedan estar cualquier otra cultura o religión, para que desde ellos mismo comience a orquestarse una repulsa y rechazo hacia estos actos, que consiga en un principio aislar a los terroristas, para que tras ese aislamiento pueda terminar erradicándose esta lacra de pánico y terror que estos desalmados tratan de sembrar por toda Europa sin piedad alguna.
Este reto exige una respuesta común de todos los Estados miembros que incluya medidas de carácter social, político, militar, policial y de inteligencia. Puesto que si el viejo continente quiere ganar la guerra al terrorismo yihadista debe superar las actuaciones nacionales y poner en marcha un auténtico plan europeo que haga frente al mayor desafío que tiene por delante. No hay que olvidar, además, que los refugiados que llegan a Europa huyen de los mismos terroristas que atacan nuestras ciudades. Europa se enfrenta a un desafío enorme y muy delicado, al que los Estados miembros no se pueden enfrentar de forma individual. Es necesario abordarlo en común para evitar que los errores claros en la inteligencia de determinados países permitan nuevos atentados de este tipo.
Europa es un ente abstracto por el que en un principio nadie estaría dispuesto a morir, pero para recordárnoslo, los yihadistas han atacado ahora Bruselas, la capital de la Unión Europea. A buen seguro que muchos seguirán pensando que ha sido un ataque sobre Bélgica. Europa como ese ente abstracto por el que nadie quiere morir, debemos tener en cuenta que hay muchos dispuestos a matar europeos y nos debería dar una medida de la fortaleza de nuestra identidad y proyecto.
Contra estos terroristas hay que responder con un estado de Derecho Europeo fuerte, con mucha más democracia y la firmeza de una sociedad de una gran proyecto que si bien de momento es tan sólo económico, a partir de ahora tenemos que tener claro que debe ser también, social, y de seguridad común, que nos pueda permitir vivir en paz en este crisol de culturas que se tiene en el viejo continente.
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