Hace
unos pocos días tuve la suerte de tener una conversación con una de las
personas más implicadas de esta provincia, en lo que a la ayuda humanitaria se
refiere, y vengo a referirme al Presidente de la Asociación de Amigos de Sahara
de Linares, Francisco Gutiérrez. Paco Gutiérrez, persona seria y comprometida
como el que más con la causa Saharaui, desde hace muchos años y sobre todos con
su ciudadanos y en especial con los niños más pequeños de este tan maltratado
pueblo y tan abandonado a su suerte en el desierto de Tinduf.
En
los tiempos que corren donde la solidaridad suele brillar por su ausencia, te
das cuenta que personas como Paco Gutiérrez, alcanzan un gran compromiso con la
sociedad en estos aspectos de tal manera que no sólo por ellos mismos con lo
que son capaces de dar y de desarrollar, sino que también arrastran a un gran
número de personas a realizar las acciones y actos necesarios para que el
pueblo Saharaui, pueda tener una solución definitiva para terminar con casi
cuarenta años de calvario y sufrimiento en el desierto Argelino de Tinduf.
Programas
como las vacaciones en paz de los niños Saharauis, pueden ser un claro ejemplo
de la gran labor que mi buen amigo Paco Gutiérrez, a través de la Asociación de
Amigos del Pueblo Saharaui de Linares, están llevando a cabo y dando un gran
ejemplo para toda la sociedad, donde durante los meses de verano traen hasta
nuestra provincia un nutrido número de niños y niñas Saharauis que los quitan
de los rigores del desierto, mientras son alojados con cientos de familias que
a los largo del año desde esta asociación van comprometiendo para que los más
pequeños puedan tener unos días donde las condiciones de vida se le vuelven más
favorables.
El
trabajo de Paco Gutiérrez al frente de la Asociación de Amigos del Pueblo
Saharaui de Linares, no se ciñe sólo a la realización del programa de
vacaciones en paz, sino que hay un gran reguero de actividades a lo largo de
todo un año donde van recaudando fondos y realizando los preparativos
necesarios para que todo esté a punto en cada una de las actividades que se
pretendan hacer en cada momento.
Nos
venden lotería, nos pasan cuotas de colaboración, organizan cenas y galas
solidarias, por numerosos pueblos de la provincia, acuden a los maltrechos
ayuntamientos, pidiendo su solidaridad y lo más curioso es que la consiguen, en
definitiva esta frenética actividad que llevan que parece que no es nada, se
traduce en unos resultados que al final redundan en una pequeña en incipiente
ayuda a este maltratado pueblo que un día fue hermano nuestro y del que muchos
aún conservan raíces españolas.
Pero
es tan grande la solidaridad de mi buen amigo Paco, que no dudó ni un segundo
en traerse a un niño pequeño y enfermo de los campamentos de Refugiados, para viviera en su casa como si uno
más de la familia se tratase, y que ha crecido al lado de sus hijos, tratándolo
como uno más de ellos hasta que cumplió su mayoría de edad y una vez sano
decidió hacer la vida por su cuenta, pero sin olvidar a esta familia a los que
llama papá y mamá como si fuesen de sus misma sangre y con sus mismos genes.
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