"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

NO PINTAMOS NADA


Esta semana el Eurogrupo le ha dado un portazo en las narices al Ministro de Economía español, Luis de Guindos, cuando pretendía optar a la presidencia. Portazo que no sólo se lo dan a él como tal, sino que se lo dan también a todo el Gobierno español, dejando entrever el poco peso político que tiene España en la Unión Europea y sus instituciones, donde poco a poco van perdiendo puestos de importancia en ellas y en muchos de ellas nos quedamos sin representación.
Es que España en un tiempo atrás tuvo una gran representación en la instituciones Europeas, desde las que pudo tener gran influencia para los intereses de nuestro país. Y no hace tanto tiempo cuando ostentábamos la vicepresidencia de la Comisión con Joaquín Almunia,  uno de los políticos españoles con mayor experiencia internacional, particularmente en el ámbito de la Unión Europea. Fue Vicepresidente y Comisario Europeo de Competencia entre los años 2010 y 2014, tras haber sido ya anteriormente Comisario Europeo de Asuntos Económicos y Monetarios entre 2004 y 2010.
Pero también se ha perdido el puesto que José Manuel González Páramo ostentara como miembro del Comité Ejecutivo y del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) entre 2004 y 2012. En el BCE, González-Páramo ha sido responsable de las Operaciones de Mercado y la Instrumentación de la Política Monetaria. Ha estado a cargo de diseñar y aplicar innovadoras "medidas no convencionales de política monetaria", con las que el BCE ha tratado de estabilizar el sistema financiero desde 2007. Su tarea incluyó la responsabilidad de introducir y analizar los principales indicadores y mercados financieros en las reuniones del Consejo de Gobierno del BCE.
Dentro de estos altos cargos de representación española en las instituciones europeas, no podemos olvidar al visible cargo de Alto Representante para la Política Exterior que ostentó Javier Solana, quien fue el Secretario General del Consejo de la Unión Europea desde octubre de 1999 a noviembre de 2009. Este cargo llevaba aparejado el de Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, conocido popularmente como «Señor PESC» (en inglés Mr. Pesc). Con este cargo se convirtió en la principal cara de la diplomacia de la Unión Europea, que la paseo por el mundo entero. Como alto representante de la PESC –en la práctica, el secretario general del Consejo de la UE pero con funciones potenciadas-, Solana tenía el cometido fundamental de asistir al Consejo (los ministros de Exteriores de la UE) en la formulación, elaboración y aplicación de sus decisiones políticas. Podía asimismo conducir el diálogo político con terceros países en nombre de aquel. Este atributo garantizaba a Solana situaciones de protagonismo de carácter regular, principalmente con motivo de las cumbres semestrales UE-Rusia (conducidas en el marco del Acuerdo de Asociación y Cooperación vigente desde diciembre de 1997) y las cumbres anuales UE-Estados Unidos, en las que el alto representante participaba junto con el jefe de Estado o de Gobierno del país que presidía de turno el Consejo y el presidente de la Comisión Europea. 

En definitiva todo esto es ya historia ahora ya no somos influyentes en nada de eso, por lo que el peso político de España se reduce a la más mínima expresión en cada una de estas instituciones en las que nos quedamos sin representación o en algunas de ellas como la Comisión Europea, con un comisario de cuarta  fila.

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