Hace unos días el Secretario General del Partido Socialista
Obrero Español, Pedro Sánchez, anuncia que si ganaba las próximas elecciones,
pondría en marcha el establecimiento de un Ingreso Mínimo Vital que persiga dos
objetivos principales: Proporcionar a las familias en situación de exclusión un
ingreso mínimo para dar respuesta a las necesidades más básicas y erradicar la
pobreza infantil. La propuesta socialista busca poner orden y llenar los huecos
del sistema de protección social en manos de las CC.AA., caracterizado por su
fragmentación y heterogeneidad, y desconectado del sistema de protección de la
Seguridad Social. La situación actual requiere de un sistema de ingresos
mínimos a nivel estatal, que respete las competencias autonómicas pero también
asegure la cohesión territorial y la reducción de la desigualdad regional.
A las razones de índole económica se le suman necesidades
derivadas de las características de la sociedad actual, ocasionando los
llamados nuevos riesgos sociales (familias monoparentales, migraciones,
minorías, etc.) que requieren un rediseño del sistema de protección social. La
caída de las rentas por el paro o la precariedad laboral en familias con niños
ha provocado un insoportable incremento de la pobreza infantil. España es el
segundo país de la Unión Europea con el mayor índice de pobreza infantil,
superado solo por Rumanía. Según UNICEF un tercio de los niños españoles, unos
tres millones, está en riesgo de caer en la pobreza.
Pero este mínimo vital no será en España sólo donde se ponga en
marcha, pues la ciudad holandesa de Utrecht se propone llevar a cabo un
experimento para implantar una renta básica universal, mediante un programa que
ha sido diseñado conjuntamente por el ayuntamiento de la ciudad y su
universidad, se implantará a partir de enero del próximo año y examinará de qué
manera cada una de las distintas rentas afecta a la vida de los que las
perciben. Los 300 participantes recibirán un cheque anual con una paga de entre
900 y 1.300 euros por familia, dependiendo de su número de miembros. De todos
ellos, 50 recibirán la paga completa sin que esta dependa de ningún otro factor
como tener trabajo u otros ingresos. Los tres grupos restantes estarán sujetos
a reglamentaciones diferentes y más exigentes. Además, existe un grupo de
control que percibirá los mismos beneficios y estará sujeto a las mismas
condiciones que cualquier otro ciudadano de la ciudad, como perder el derecho a
percibir la paga si no encuentran trabajo.
La propuesta de la renta básica está más viva que nunca para
gran descontento de muchos derechistas ultraneoliberales, en una Europa cuyo
celestial Estado de Bienestar se resquebraja, irrumpe el debate sobre el derecho
y la urgencia de que los ciudadanos puedan tener garantizado al menos un mínimo
de subsistencia vital. Suiza ha abierto un debate que obviamente se extiende
por aquellos países europeos en donde la gente sufre más las dentelladas de los
recortes al Estado de Bienestar. Y así surgen propuestas como por ejemplo el
impuesto negativo sobre la renta, con múltiples variaciones para no
desincentivar a los más emprendedores. Y otras que buscan combinar la posible
renta básica universal con otros pilares fundamentales, como la sanidad y la
educación. Estamos,
pues, a la búsqueda del Estado Post-Bienestar, reconocimiento indudable de que,
guste o no, voluntariamente o a la fuerza, hemos irrumpido ya en una nueva era.
No hay comentarios:
Publicar un comentario