"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

EL ESPÍRITU DEL 28-F


Hoy se cumplen treinta y cuatro años desde que el pueblo Andaluz saliera a la calle alzando la voz y pidiendo una autonomía plena, al igual que las comunidades históricas de este país. Una autonomía que ha supuesto la etapa más fructífera de nuestra historia, en la que poco a poco va sacando a Andalucía de la miseria y la penuria, hasta que podamos llegar a la esplendidez y la fortuna, que cualquier territorio de nuestro Estado, estaría deseando alcanzar.
Cuando el 28 de febrero de 1980 los andaluces conquistaron en referéndum su autonomía plena, debemos tener presente que aquel 28 de febrero adquiere hoy su significado más profundo. El empuje y la voluntad de entonces debe servir para lograr un gran pacto por Andalucía que permita darle a esta comunidad autónoma el empuje que necesita para que se ponga a la velocidad que la misma requiere y en ella se puedan generar empleo y riqueza suficiente para que sus habitantes puedan vivir en ella con el mismo nivel de vida que lo puedan hacer el resto de la ciudadanía española en cada una de las comunidades autónomas que habitan.
Hace más de 30 años los andaluces supieron ver que tras la bandera blanca y verde estaba el futuro, el suyo y el de sus hijos. Hoy, tres décadas más tarde, la bandera de Andalucía, nuestro Estatuto y nuestras instituciones siguen siendo la mejor garantía para salir de la crisis. Pero no para salir de cualquier manera, sino salir con más fuerza si cabe aún, de tal manera que al final Andalucía con todo su potencial que tiene en muchos sectores, se pueda poner a la cabeza de las comunidades autónomas en España.
Recuerdo aquellos años como una época en la que todo estaba arrancando o cambiando, mi vida también. Treinta y cuatro años después vivimos momentos parecidos, sobre todo, en cuanto al debate de nuestra articulación territorial. Andalucía debe renovar el espíritu del 28-F y explicar a quienes no vivieron tal proceso su alcance histórico. Pues no en vano el 28-F fue la culminación de una fecha profundamente reivindicativa, donde de culminó un proceso de exigencia del pueblo andaluz para conquistar sus derechos, y contribuyó a hacer país, España, con igualdad. Ese espíritu del 28-F es el espíritu de lucha y reivindicación que dio lugar a nuestro estatuto de autonomía, en los años ochenta y que ahora hay que volver a sacarlo del cajón de tal manera que pueda servir de revulsivo para que nos vuelva poner en la senda de la prosperidad.
Andalucía es lo suficientemente rica y lo suficientemente grande como para poder ser la comunidad autónoma más próspera de este país, pero a pesar de la riqueza que poseemos en todos los sentidos, no se podrá alcanzar esa prosperidad sino tenemos en primer lugar políticos comprometidos con esta tierra, de tal manera que sea su hombro el primero que se arrime a la hora de empujar, en segundo lugar empresarios que apuesten de manera decidida por esta tierra, invirtiendo en ella de tal manera que se pueda implantar un tejido empresarial en Andalucía que permita fijar la población al territorio, para que en tercer y último lugar podamos tener a toda la población activa Andaluza, empleada en esas empresas y se pueda parar el goteo de los emigrantes que de nuevo están apareciendo en muchos pueblos y ciudades de Andalucía, como ya ocurriera antaño.

En definitiva hoy treinta y cuatro años después, el espíritu del 28-F debe y tiene que estar más vivo que nunca, para que lo mismo que en 1980 Andalucía se levantó e inicio una etapa que nos ha traído hasta nuestros días, podamos decir lo mismo dentro de otros treinta y cuatro años, cuando celebremos de nuevo el día de Andalucía.

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