Esta semana, cuando me
pongo delante del ordenador para escribir mi columna, me gustaría escribir de
otra cosa, pero aunque mis lectores me digan pesado o repetitivo, no me queda
más remedio que volver a escribir del sector del aceite y de las movilizaciones
que éste está llevando a cabo desde un tiempo a esta parte. Instalándose en
cuasi un estado de movilización permanente, pidiendo una solución ya y sin más
demora para el olivar, estableciéndose unos precios justos para el aceite que
permita a los olivareros y olivareras poder vivir de sus explotaciones como lo
han venido haciendo generando empleo y riqueza, que al fin y al cabo permite
fijar la población al territorio, vertebrándolo y manteniendo nuestros pueblos
con vida.
Pero si hay algo que se
deba reseñar es que existe una gran unidad de acción de todo el sector. Unidad
de acción que ha sido capaz de trasladar el debate a toda la sociedad para
hacerla sensible y consecuente con nuestro problema. Unidad de acción que también
ha llevado este debate hasta las instituciones del Estado, trasladándolo al
Congreso, al Ministro y al mismísimo Presidente del Gobierno, de tal manera que
ya esté pasado martes se ha aprobado el primer paquete de medidas que vienen a
tratar de paliar la situación continúa de crisis que vivimos.
Estas medidas pueden
parecer en un principio del todo insuficientes por lo de la gravedad de la
situación que viene padeciendo el sector, cayendo en la tentación de
calificarlas como paños calientes, y siendo conscientes que aún queda un largo
camino que recurrir, inclusive con estas medidas para poder lograr a que sean
eficaces y efectivas para lo que se pretende y no se queden en papel mojado que
al final nos resulten inservibles para todo el sector.
Pero lo que sí está
bien claro es que no deja de ser un gesto importante, desde punto y hora que el
gobierno se sienta con el sector y hace suyo el problema y dejando claro que
trabajará conjuntamente con éste para buscar la solución más adecuada. Solución
que no puede ser única o en solitario de una parte, sino que tienen que ser la
suma de muchas pequeñas soluciones que terminen por dar los frutos que todos
estamos esperando y deseando, logrando elevar el precio del aceite a los
niveles que cubran unos umbrales de rentabilidad que permitan a los olivareros
y olivareras vivir de este cultivo.
Estos días de
movilizaciones se suele hablar con mucha gente y cada uno tenemos nuestra
propia opinión sobe el diagnóstico del problema, y por supuesto somos muy dados
a aportar la solución como si de la verdad absoluta se tratase. Cuando debemos
ser conscientes que no hay una solución única, como ya he comentado, que sí
como dice mucha gente tratamos de no dejar que entre aceite de ningún país en
España, puede ser una más de las medidas de presión, pero eso sólo, una más, ya
que no se nos puede olvidar que estamos dentro de un mercado común europeo y
que si no dejamos entrar en España aceite, las cuatro grandes firmas que
controlan más del 80% de aceite envasado que se comercializa en el mundo, lo
meterán en ese mercado a través de Italia, Grecia o Portugal por ejemplo,
dejando nuestro aceite en las bodegas para que se vaya depreciando poco a poco.
Por lo que la respuesta debe ser Comunitaria, ya que el problema tiene dimensiones
Europeas, no lo olvidemos.
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