La Política Agraria
Comunitaria, o mejor dicho la PAC como todo el mundo la conoce, es algo más que
unos cuantos miles de millones de euros de ayudas para todos los agricultores y
ganaderos de la Unión Europea. La Política Agraria Común es una de las
políticas más importantes y uno de los elementos esenciales del sistema
institucional de la Unión Europea. Que da cobertura no sólo a los
agricultores y ganaderos, sino también a todas la zonas del medio rural español
y por supuesto incide directamente en lo que es la vida de los pueblos de
nuestra geografía.
La PAC es la única
política común que existe en toda la Unión Europea, que se basa principalmente
en la cesión de soberanía de los Estados Miembros hacia la Unión Europea, que es
quien con sus Reglamentos, Directivas, Decisiones, Recomendaciones o
Dictámenes, nos llevan por una serie de derroteros que muchas veces terminan
por ponernos al borde del precipicio y con un nulo margen de maniobra para
todos los Estados Miembros, quienes tienen que aceptar sin más remilgos ni
protestas cualquiera de estos actos normativos y trasponerlos sin más a su
correspondiente ordenamiento jurídico.
Esta PAC ha sido
diseñada a espaladas de los pueblos y por supuesto de los ciudadanos y
ciudadanas que en ellos habitan en la actualidad, o que habitaran en algún
momento desde que España entró en la Unión Europea. Esta PAC no trató en ningún
momento crear la Europa de los pueblos, sino más bien lo que hizo desde que se
puso en marcha fue crear la Europa de los Mercaderes, y de ahí que reforma tras
reforma nos vienen insistiendo en aquello de su orientación al mercado o el
paulatino abandono de la protección los precios y por ende de los agricultores
y ganaderos que terminan por sufrirla.
Siempre que se habla de
reformas de la PAC, aparecen asociadas la palabras de recortes y
desmantelamiento poco a poco de ciertos sectores, sin saber muy bien a que
puede obedecer, ni los recortes, ni tan siquiera el desmantelamiento de los
sectores, pero si estamos viendo y padeciendo los daños que esta PAC provoca en
la las zonas rurales, muchos de ellos irreparables y que seguramente tendremos
que lamentarnos en un futuro cuando ya sea imposible poner en pie muchos de
nuestros pueblos que se han ido quedado por el camino año tras año.
Por eso cuando se han
desmantelado sectores como el del azúcar, el del algodón, el del ovino y
caprino, nadie en la Unión Europea, se ha parado a pensar los daños colaterales
que eso puede provocar. Daños que los estamos empezando a sufrir por estas
tierras de nuestra provincia y por otras tierras del territorio nacional hace
ya muchos años. Daños como eso que ahora todo el mundo ha venido a llamar la
España vaciada, como si fuese algo novedoso que se acaba de descubrir hace tan
sólo un par de días, pero si miramos un poco hacía atrás se viene padeciendo
desde hace ya algunos años o tal vez décadas.
La España vaciada no es
una ocurrencia de la última primavera, o de la última campaña electoral del
Parlamento Europeo. La España vaciada es el daño colateral que se viene
sufriendo desde que la Unión Europea decidió orientar toda la PAC al mercado y
a los mercaderes, en lugar de a los pueblos y a sus vecinos y vecinas.
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