El deporte en general y el fútbol en
particular se ven salpicados por el amaño de partidos, existiendo en la
actualidad redes de delincuencia organizada cuyo fin último es el de blanquear
dinero y el de obtener jugosas ganancias, estando probablemente esta lacra más
extendida de lo que se cree. En los casos de los amaños de partidos, todos los
protagonistas, se trate de jugadores, arbitros, funcionarios, clubes,
asociaciones, confederaciones etc. están en la mira de quienes desean decidir
resultados que les favorezcan en las apuestas.
Todos y cada uno de ellos pueden ser agentes intervinientes a la hora de
alterar un resultado con fines delictivos, pudiendo colaborar bien de manera
activa o pasiva a la comisión de actos que tengan por finalidad predeterminar o
alterar de manera deliberada y fraudulenta el resultado de una prueba,
encuentro o competición deportiva profesionales.
Para cualquiera de nosotros, corrupción
y deporte, eran dos términos que parecían antagónicos, porque deporte y las
locuciones anexas, como "por deporte" o "deportivamente",
conllevaban el ejercicio de acciones presididas por el desinterés, siendo la
cumbre de lo deportivo el olimpismo. Pero lejos de eso, casi todos los deportes
se han visto invadidos por el virus de la corrupción, consecuencia de amar a la
moneda sobre todas las cosas. Espectáculo al que se han sumado incluso quienes
deberían ser ejemplo vivo de todo lo contrario.
Escándalos en el fútbol, el cricket y
ahora nuevas sospechas en el tenis: la manipulación de partidos y las apuestas
deportivas provocan polémicas de manera repetida en el deporte, que se expone a
perder toda credibilidad por la extensión cada vez mayor de un sistema de
corrupción que parece sin fronteras.
En el Rincón Oscuro podemos ver como se
ha destapado una trama de corrupción que, a través de las apuestas deportivas,
afecta a jugadores de tenis de primera línea mundial. El goteo casi diario de
información nos va mostrando un submundo turbio y oscuro que contrasta con la
luminosidad y la belleza del deporte de la raqueta. Según hemos podido saber,
las mafias italiana y rusa controlarían hasta a veintiocho tenistas, de los que
dieciséis estarían en el Top 50 del mundo.Siendo lo más llamativo que todas las
autoridades daban por sabido que había partidos amañados en torneos de segundo
orden. La sorpresa ha sido constatar que hasta partidos de torneos como
Wimbledon o Roland Garros han podido ser fraudulentos.
Los recientes escándalos de corrupción
en el seno de FIFA y sus distintas asociaciones a nivel mundial, la concesión
de sedes dudosas para las Copas del Mundo, los amaños de partidos no solo en el
fútbol sino recientemente también en el tenis, el uso de esteroides y el dopaje
al que siempre han estado expuestos deportistas de diferentes disciplinas, ha
repercutido en que la confianza del público en el deporte como estructura
organizativa se encuentre en su punto más bajo, lo cual también implica
pérdidas económicas para las instituciones. Si no fuera un estamento muy
protegido, mimado por los medios de comunicación que exprimen su esencia de
espectáculo y catarsis, los escándalos de la FIFA, la compra de designaciones
olímpicas y mundialistas o el impulso al dopaje en el atletismo ruso habrían
generado una revisión generalizada del estado del deporte profesional.
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