La Secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, se
ha despachado a gusto y ha afirmado este lunes que el sistema universitario
español "no es sostenible", ha calificado de "ecuación
imposible" el hecho de que en España se tenga una de las mayores tasas de
acceso a la Universidad de toda la Unión Europea, una de las tasas más bajas de
matrícula, impuestos bajos y prácticamente ninguna selección de entrada a las
facultades.
Lo que aquí ocurre es que parece que no se tiene bien claro el
concepto de Universidad Pública, pues lo que deja entre ver la Secretaria de
Estado, no es que este sistema sea sostenible o no sino más bien que deje de
ser pública la Universidad tal como la conocemos ahora mismo. Puesto que se
tiene que tener bien claro que cuando hablamos de algo público, estamos
hablando de algo que se tiene que sostener con nuestros impuestos en toda su
extensión, y por lo tanto cualquier gasto que se origine por él mismo será el
Estado el que se haga cargo de él, durante todo el tiempo que se esté prestando
el servicio a la población.
Pero aquí está bien claro que lo que esta mujer desea es una
Universidad que sea totalmente privada en la que sean los alumnos los que con
el pago de sus tasas se hagan cargo de los gastos que en la misma se vengan
generando de tal manera que tengamos un cambio radical del modelo que ahora
conocemos, sin que este sufragado por el erario público como hasta ahora, haciéndose
cargo de ello los alumnos y sus familias.
Lo que subyace detrás de todo esto es el eterno debate de que
los servicios públicos deben desaparecer y a partir de ahora aquel que tenga
solvencia económica para poder costearle los estudios a sus hijos lo haga, y el
que no la tenga pues que se dedique a otra cosa, sin que pueda estudiar por muy
listo que sea, volviendo a lo de antaño en que los únicos que en este país
estudian eran los hijos de los más pudientes por muy torpes que fuesen.
Medidas como estas significan retroceder en el tiempo muchos
años, para sumir mucho más en la precariedad el sistema universitario español
de tal manera que nuestras universidades se sitúen a la cola de las
Universidades a nivel europeo o mundial, con lo que el debate que la Secretaria
de Estado pretende iniciar es ese cambio de modelo tan perjudicial y peligroso
para la clase media.
Ciertamente la universidad española necesita un cambio, pero el
cambio tiene que venir de la mano de la optimización de los recursos junto con
una mayor financiación que la puedan situar entre las mejores universidades del
mundo y a sus alumnos entre los más cualificados y preparados que puedan
disputar y ocupar puestos de trabajo en los lugares más recónditos del mundo.
Pero este cambio no puede significar el que la universidad española se
convierta en un comercio para que una vez privatizada suponga que nuestros
estudiantes tengan que costearse sus estudios de manera despiadada, teniendo
obligatoriamente que pasar por caja para poder poseer su título universitario.
Con lo que supone para miles y miles de estudiantes que ya con el sistema
público les cuesta la misma vida, económicamente hablando, poder estudiar la
carrera deseada.
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