El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha
publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la resolución por la que se
establecen los requisitos y obligaciones que deben cumplir las organizaciones
que se encarguen de hacer llegar los alimentos de forma gratuita a las personas
más desfavorecidas. Además, se define a la persona más desfavorecida como
aquellos “individuos, familias, hogares o grupos que se encuentren en situación
de pobreza económica, así como las personas sin hogar y otras personas en
situación de especial vulnerabilidad social“. Esta circunstancia se determinará
mediante informe de los servicios sociales públicos o de trabajadores sociales
o profesionales de las organizaciones participantes en el programa que realicen
funciones asimiladas.
Esta resolución raya en uno de los mayores esperpentos que
nunca hemos podido conocer y que a muchos nos puede dejar perplejos sin dar
crédito a lo que estamos viendo. Porque, o sea, ahora para ser pobre no basta
con no tener ningún recurso, ni capacidad de subsistencia alguna, sino que
también hay que estar registrado para que los pobres puedan ser contados y
catalogados para acceder a la fila de una ONG, y así poderle dar algo para el
más elemental sustento de la familia, o tal vez un plato de comida caliente al
día. Como si ya no fuese una gran vergüenza y humillación para cualquier
persona en la situación de la más absoluta pobreza, el tener que pasar por la fila de alguno de
los centros benéficos en los que se reparten alimentos, que además los
servicios sociales se encarguen de certificar si tienen o no tienen la categoría
suficiente para ser perceptores de estos alimentos.
Pues bien, el ministro Alonso y el Partido Popular al completo
van a añadir al dolor de ser pobre, de no poder afrontar las necesidades de la
familia, de haber sido despojado en muchos casos de lo que tenía por “la
crisis”, el estigma de tener que pedir un certificado que lo acredite. Habrá un
registro. Sin duda los “sin papeles” sufrirán muchos más impedimentos. Ya les
quitó el PP la tarjeta sanitaria, ahora el litro de leche o de patatas se les pondrá
muy cuesta arriba. A los españoles también. Pero es que, seguro, debía haber
muchos abusos. Las angulas ya sabemos que no son para todos, pero es que
algunos quieren hasta darles proteínas a sus hijos. Y Papá-Estado no está para
eso, Papá-Estado está para recaudar impuestos con los que pagar a los miembros
del gobierno y a las fuerzas de seguridad que en estos momentos da la sensación
de estar usando para proteger sus políticas. Incluso algún sobresueldo “de los
legales”, como dice Rajoy que cobra “todo el mundo”. Pedir una bolsa de comida sí que es realmente
una extralimitación.
El post liberalismo, sabedor de que va ganando la lucha de
clases, quiere institucionalizar todo: los pobres con carnet, como los
defraudadores, los que especulan con el hambre y la vivienda, los que duermen
en bancos de la calle, los que duermen sus crecidas fortunas en bancos de
Suiza. Todos debidamente documentados. En el horizonte habrá una inmensa
mayoría de desharrapados y una minoría de “demócratas” de la exclusividad y
amantes del codillo de cerdo. Y que nos quedara por ver, se me viene a la
cabeza eso de que: “hoy, no le toca comer a usted, que ya comió ayer, según
dicen en su carnet.”
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