En
esta lucha de clases esta vez no son los trabajadores quienes la han iniciado
sino que han sido las élites financieras y empresariales quienes han tomado la
iniciativa esquilmando al pueblo a través del Estado, quien les ha
proporcionado subvenciones y exenciones a cargo del erario público
incrementándose así la deuda pública.
Este
1º de Mayo de ayer, tiene que ser más que nunca el de la unidad de la clase
trabajadora y la de los sindicatos de clase que la representan. Hoy más que
nunca es necesaria la unidad de acción de todos los trabajadores y
trabajadoras, estén o no afiliados a los sindicatos de clase, en este 1 de
Mayo, Día Internacional del Trabajo. Las políticas de austeridad impuestas de
forma imperativa por la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo
Monetario Internacional) y llevadas a la práctica por el Gobierno de España
presidido por Mariano Rajoy están haciendo estragos entre la población trabajadora.
El paro, la desigualdad social y la pobreza se han instalado en España de forma
permanente por más que nos quieran hacer ver lo contrario. Nos dicen que hemos
salido de la recesión económica, que los datos macroeconómicos así lo indican,
pero la realidad es bien distinta, como así lo indica la última Encuesta de
población activa (EPA). Estamos tocados y hundidos, como en el juego de barcos,
y no saldremos a flote mientras no se cambie el modelo productivo, se aumenten
los salarios, se invierta más en educación e investigación y desarrollo
(I+D+i), se persiga el fraude fiscal y se erradique la corrupción.
Mucho
han ido cambiando las cosas para la clase trabajadora, donde hay cosas que ya
van pesando como una losa, pues ya la mitad de los parados son de larga
duración y que seis de cada diez ya no reciben ninguna prestación por desempleo,
con datos como estos tenemos que pensar que aquí alguien está haciendo las
cosas mal y nos está llevando a un callejón sin salida, a lo que debemos sumar
que el Gobierno de Mariano Rajoy acabará la legislatura con más subidas de
impuestos que bajadas, en contra de lo reflejado en el programa electoral del
PP y a pesar de que el ministro de Hacienda no pare de repetir que el próximo
año los bajará.
El
Primero de Mayo sigue teniendo un doble significado. De una parte representa
una jornada festiva, de afirmación del trabajo y, de otra, continúa
siendo un día de lucha por
los derechos de trabajadores y trabajadoras. El Primero de Mayo representa
asimismo la renovación de un ideal: la causa de los trabajadores. Un Primero de
Mayo en el que se reivindica más Europa, pero otra Europa. Una Europa social que cree empleo y haga frente
al desempleo creciente en el seno de la Unión, que venza la brecha social y las
desigualdades que se incrementan a la par que las políticas neoliberales se
consolidan en el viejo continente. Un Primero de Mayo en el que, junto a la creación de empleo con
derechos, la demanda de más
cohesión social para más democracia, ha estado en el centro
de las demandas sindicales. Demandas que no se pueden quedar en este día sólo
del Primero de Mayo, ya que quienes a lo largo de décadas han diseñado las
políticas que nos han conducido al precipicio y con las que se han lucrado
hasta límites insospechados, a costa de nuestro sufrimiento y nuestras
necesidades, se presentan ante la clase trabajadora para exigir de todas y
todos que los saquemos a ellos del aprieto dejándonos estrangular aún más con
sus trampas crediticias.
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