"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

MI QUERIDA AMIGA PEPA


Todavía con un gran nudo en la garganta, cuando no hace ni siquiera cinco días que a mi amiga Pepa le hemos dado cristiana sepultura, me dispongo a escribir este artículo desde lo más profundo de mi corazón y con el cariño que le he tenido y le tengo a ésta gran amiga mía, que más que amiga era casi como mi hermana mayor. Pues si bien la familia es de sangre, hay personas que sin tocarte nada son mucho más que de tu familia.
Ha sido una larga, rara y penosa enfermedad, la que ha tenido que venir a llevarse para siempre a mi querida amiga a una pronta edad en la que como decimos la gente de pueblo, está en la flor de la vida. Pero la vida a veces es demasiado injusta y sin pedir muchas explicaciones, cuando a ella le parece bien nos iguala a todos en algo que nadie todavía ha conseguido evitar.
Esta dichosa enfermedad, ha podido llevarse a mi amiga Pepa, pero lo que nunca se podrá llevar es su sonrisa y su recuerdo que quedará entre nosotros para siempre y del que nunca olvidaremos nadie que de cerca la conocimos, pues esa gran mujer siempre te recibía con una sonrisa en los labios. Siempre estaba dispuesta a ayudar a quien se lo pidiera, y el cariño y la amabilidad le rebosaban por todas partes.
Ahora, se va hacer bastante difícil aprender a vivir sin ella, quedarnos sólo con su recuerdo, y no poder verla, no poder hablar con ella, con el agrado que lo hacía, con esa voz de dulzura y delicadeza con la que siempre se dirigía a todos nosotros, con cariño y entrega siempre, con un gran corazón para que en él pudiéramos regocijarnos todos en cuanto la viéramos aparecer.
En estos momentos tan duros cuesta escribir unas en una cuantas líneas todo lo que siento yo por ella, cuesta mucho porque no sé muy bien que poner o que dejarme sin poner, pero está claro que todo lo que se diga es poco, que cualquier palabra de halago será una minucia para lo que ella realmente se merece ahora y se ha merecido siempre.
Pero llegado este momento en el que la tristeza me invade, hay que ser fuertes y pensar que ella no nos quiere ver tristes, que nos está aconsejando y guiando por el buen camino, que ella nos va a seguir queriendo de la misma forma, y que es la que todos tenemos que recordar para que ella donde este, pueda hacerlo feliz y contenta, y así  podamos sentirnos orgullosos de haber pertenecido a sus más íntimas amistades. Que ahora nos tocara seguir luchando en esta vida, pero esa lucha habrá que llevarla como ella nos ha enseñado, de tal manera que se traslade hasta nosotros la fuerza y el ímpetu que siempre no transmitió, que podamos mirar al cielo y saber que nos mira y nos alienta para que nuestro ánimo no decaiga.
Es muy duro despedir a mi amiga Pepa, pero ahora que no está sólo me quedaré con todo lo bueno que tenía, siempre la recordaré con su risueño semblante, y estoy completamente seguro que la recordaré día tras día, porque a sus cincuenta y cuatro años no se merecía este pronto final de su vida. Una vida que a veces como ahora ha sido muy cruel, pero no queda otra que resignarse y pensar que desde su descanso eterno ella nos guía y nos apoya en todo lo que hagamos todos los días.


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