"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

DUELO DE TITANES

El pasado lunes se sentaban cara a cara las dos personas que tienen la opción de poder ser el próximo presidente del gobierno y poder dirigir los destinos de este país para los próximos cuatro años, con más o menos acierto y sobre todo dándole cada uno su toque de ideología y manera de ver las cosas, para salir de toda esta crisis en la que nos encontramos metidos y que al parecer ha venido para quedarse durante bastante tiempo.
El cara a cara del pasado lunes había levantado mucha expectación, eran muchos los españoles  que nos setenamos delante del televisor, para ver las propuestas y soluciones que se hacían por parte de uno y otro para cada uno de los problemas que los ciudadanos de a pie tenemos cada día, tales como el paro, la sanidad, la educación y el poder afrontar con solvencia los pagos que cada día tenemos que realizar por los compromisos que a lo largo de nuestra vida vamos contrayendo.
Pero nada de eso pudimos ver en este largo debate en el que al final sin saber muy bien cuales eran lo marcadores con los que se media el resultado final del mismo, nos encontramos con valoraciones y resultados de todo índole, todo ello dependiendo de que medio haga esa valoración, y según la afinidad que tenga a uno u otro partido de los dos lideres que en él se enfrentaban y que aportaron muy poco, por no decir nada en cuanto a las soluciones que España necesita y sobro todo los españoles y españolas para salir de esta inmensa crisis en la que estamos metidos hasta las cejas.
Y es que todos que nos pasamos casi dos horas frente al televisor, quedamos decepcionados con este debate, que se convirtió en un dialogo de sordos con un periodista delante, que cada uno de los dos candidatos fue a su aire sin entrar en el debate profundo, sin hacer unos análisis serios de la situación y al final sin aportar las soluciones que hacen falta. Terminaron el debate obviando grandes asuntos como la corrupción que se vive en los partidos políticos, ya que  ninguno de los dos candidatos aprovechó su intervención para hacer público su compromiso en la lucha contra la corrupción, un mal presente tanto en algunas administraciones gobernadas por el PSOE como en las del PP. Tampoco mencionaron casos, como la «Gürtell», que afecta a los populares en Valencia y en Madrid, o la «operación Campeón» del ministro y portavoz del Gobierno socialista, José Blanco. O las necesarias reformas en la Administración de Justicia, que han quedado pendientes,  así como el impulso a leyes procesales que se han quedado en el cajón en esta legislatura, como aquella que pretende arrebatar la instrucción de las causas al juez y dársela al fiscal, o la limitación de la acusación popular en los procedimientos.
En definitiva, muchos esperábamos algo más de este debate, esperábamos que en él se dieran por parte de ambos candidatos las claves con las que afrontarían cada uno en el gobierno la crisis para poder salir de ella y para poder tener unos años de prosperidad y recuperación del empleo y la situación económica del país, por que lo contrario es transmitir desilusión y más angustia entre aquellos que perdieron su empleo o aquellos que lo pasan mal en el seno de su familia.

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