Hace casi una semana que se cerraron los colegios electorales y con este cierre se dio paso al recuento de los votos, en el día más grande de la democracia, en el día que el pueblo expresa su poder que le confiere la Constitución Española y por residir en él nos dice y dicta quien serán los gobernantes para los próximos cuatros años en cada uno de los Ayuntamientos y Comunidades autónomas en las que se han celebrado elecciones, que luego de ellos saldrán los Alcaldes y Presidentes de Comunidades autónomas y Diputaciones.
El veintidós de mayo el pueblo ha hablado por medio de la urnas y a colocado a cada uno donde considera más conveniente para estos próximos cuatros años, a unos los aúpa al gobierno municipal o autonómico y a otros los relega a ocupar el también necesario en democracia puesto de la oposición que será el encargado de vigilar y fiscalizar toda la política que hace el Gobierno en esta legislatura, que ahora acaba de empezar.
Nunca en la historia de la democracia en España se habían celebrado elecciones bajo una crisis tan importante como la que lleva tiempo instalada entre nosotros que ha llevado a elevar el paro a límites que no se habían conocido con anterioridad. Es por ello por lo que el fantasma de la crisis que circula entre nosotros, ha hecho que los resultados deparen sorpresas en muchos pueblo ciudades. Sorpresas tanto para los que han ganado como para los que les ha tocado el papel de la oposición, que en muchos de los casos ni si quiera lo esperaban y sobre todo aquellos que han perdido, les ha caído como un autentico mazazo el resultado del pasado domingo.
Es precisamente esa crisis la que ha provocado en la gran mayoría de municipios que el PSOE haya cosechado los peores resultados de su historia, en detrimento del PP, que sale mucho más reforzado de esta contienda electoral y que a buen seguro le ha dado las suficientes alas para que en poco menos de un año pueda ganar las elecciones general y las autonómicas en Andalucía, y esto le tiene que hacer reflexionar a este partido, pues desde las urnas se les ha enviado un mensaje claro, que no es ni más ni menos que tiene que haber otra forma de hacer política que hay que plantarle cara a la crisis de otra manera distinta, o sobre todo se tienen que buscar soluciones inmediatas para esos casi cinco millones de parados que la gran mayoría de ellos han votado desde la indignación y la desesperación de ver que el tiempo pasa y que su situación no sólo no cambia sino que se agrava día a día.
Pero el pueblo es sabio y la forma de expresar sus dictados y sentencias es mediante la urnas, enviando los mandatos a cada cual para que ocupe el papel que haya tocado con el recuento votos del pasado domingo y ahora se abre una nueva etapa en la política de nuestro país en la que unos tendrán que gobernar y otros realizar la oposición a ese gobierno, todos desde un contexto de libertad y democracia, por que el pueblo ha hablado ostentando ese poder que en él reside y hasta dentro de cuatro años no se le volverá a dar la palabra otra vez.
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