La campaña electoral de las municipales entra en su segundo y último fin de semana, para que ya en el siguiente domingo, tras el sábado de reflexión, los ciudadanos acudamos a las urnas y podamos elegir a nuestros legítimos representantes para los próximos cuatros años, que gobernaran nuestros Ayuntamientos y Diputación, teóricamente fieles a un programa electoral que durante la campaña nos han ido desgranando punto por punto.
En los quince días de campaña, se habrán puesto encima de la mesa miles de propuestas, miles de buenas intenciones, para llevar a cabo en los cuatros años que dura una legislatura, de tal manera, que ya si se elige a unos se acabará el paro, la crisis, y volveremos a tener dinero a raudales, mientras que si la opción es otra tendremos doscientos euros por vecino, nos arreglaran la calle, o se hará una nueva escuela en el barrio o en el pueblo. Todas estas promesas electorales y otras muchas son la que podemos escuchar poniendo un poco de oído a cualquiera de los cabezas de cartel de las formaciones políticas que se presentan en las elecciones del día 22 de mayo en nuestros pueblo y ciudades, aunque muchas de ellas nos puedan parecer irrisorias o rocambolescas, están escritas en sus respectivos programas y difundidas a los cuatro vientos, para conseguir el respaldo de la ciudadanía en general.
Estos quince días de campaña electoral, trastocan la vida de muchas personas, sobre todo de esas cabezas de cartel, que ponen su ilusión y empeño, en la obtención de este puesto de tal manera que quizás por el devenir de unas elecciones le puede cambiar la vida de forma radical. Pues cualquier persona que a unas elecciones concurre, sea por la formación política que sea, lo hace con ilusión y con ganas de gobernar para llevar a cabo todas y cada una de las líneas de su programa. Por que de no ser así se estaría cometiendo un fraude para el electorado que a buen seguro se lo harían pagar en las siguientes elecciones.
Corren ríos de tinta en páginas de periódicos, son miles de minutos de radio y de televisión los que nos llevan con todas esas miles de diferentes y variopintas propuestas, las calles se llegan de carteles y propaganda de todas las opciones políticas que a los comicios concurren, y por cualquier esquina, o en el suelo, nos podemos encontrar un folleto o un ejemplar roto del diario de campaña, donde en letras grandes y bien claras aparece la propuesta estrella de este candidato o candidata, de tal manera que rápidamente nos hacemos la fotografía mental de cómo seria el pueblo o la ciudad cuando esta persona gane las elecciones y ponga en marcha estas propuestas.
Y al final habrán sido quince días de dime y de diretes, quince días en los que lo ciudadanos también hemos podido soñar con una y otra opción y con sus propuestas y promesas electorales, pues de salir una u otra hará también que de alguna manera nuestra vida pueda cambiar de manera radical, y sobre todo en ellas se pone la ilusión o la añoranza para que ese determinado proyecto o propuesta pueda ver la luz, con lo que al final el sueño de los quince días de campaña se puede, o no, haber hecho realidad.
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