Los precios del aceite de oliva lejos de levantar cabeza
siguen cada vez más hundiéndose hasta niveles que nadie se los podía esperar
hace más o menos un año, que más allá de repuntar al alza lo único que han
hecho ha sido bajar cada día más en caída libre y sin saber si con los que
tenemos en la actualidad habrían tocado fondo y aún bajarán más y más, ocasionándonos
un grave perjuicio a los olivareros, que desemboca en una situación
extremamente preocupante para la economía de la provincia de Jaén.
Para la situación que vivimos en la actualidad, muchos
hace tiempo que ya han sacado sus propias conclusiones. Conclusiones que a
veces son de lo más banales del mundo, echándole la culpa al primero que pillan
por banda o al que tenemos más cerca de nosotros, al que culpamos sin piedad
alguna como el causante de todos los males y problemas que puede tener este sector.
Todo ello sin darnos cuenta que tal vez lo que hoy consideramos parte del
problema, mañana puede pasar a ser parte de la solución y lo que un día
criticamos de manera airada, mañana puede ser que lo aclamemos como parte de la
solución que este sector necesita.
Para esta situación, todos somos conscientes de que no
hay una solución única, por eso una de ellas se está debatiendo en la
Organización Interprofesional del Aceite de Oliva donde se ha estudiado la
posibilidad de introducir un mecanismo de autorregulación a través de extensión
de norma. Se trataría a obligar a que todos los operadores a almacenar un
determinado porcentaje de aceite, que se determinara en función de la oferta y
demanda existente. Otra opción que se está también barajando es que en la PAC
post 2020 se introduzca esta herramienta de autorregulación, como actualmente
existe en el vino.
Esta solución que se trabaja desde hace tiempo por la Organización
Interprofesional del Aceite de Oliva, no parece nada descabellada, pero se me viene
a la cabeza la situación en la que se encuentra el eslabón más débil de la
cadena, y por ende el mayor sufridor de esta crisis de precios que estamos
padeciendo. Situación que quizás nos lleva a que no tengamos los riñones
suficientes, a consecuencias de la gran atomización, para poder aguantar las
envestidas que nos pueden dar los grandes operadores de este sector y que
controlan más del 80% del mercado.
Por ello el sector productor no puede seguir en la
continua guerra fratricida entre ellos mismos, que lo único que nos está
llevando es a la total ruina a miles de olivareros. Estando obligados a que más
pronto que tarde se sienten en una mesa y se dejen de guerras cazquianas y
traten de unirse, si no es posible en estructuras, sí en estrategias, que lleven
al precio del aceite de oliva a niveles óptimos que nos permitan a los
olivareros poder seguir adelante en un sector que durante años y años ha
permitido el tener una renta digna a miles de familias de la provincia de Jaén.
Siendo esto así, tenemos que darnos cuenta que lo que hoy
vemos como un problema, puede ser parte de la solución a partir de mañana
mismo, puesto que estamos palpando, que las peleas y guerras entre nosotros, no
nos conducen a ninguna parte, sino más bien al suicidio económico colectivo que
estamos sufriendo en la actualidad.
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