"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

DÍA DE LA ILUSIÓN


El viernes fue el día de los Reyes Magos. Estos magos de oriente son personajes citados en la Biblia, en el Nuevo Testamento. Es poco lo que realmente se sabe de ellos: se ignora cuántos eran y de qué tierras proceden. Tan sólo en el Evangelio según San Mateo es donde se les menciona y se narra su aparición en el nacimiento de Jesús de Nazaret, que vinieron de Oriente, en número de tres, que iban guiándose por una estrella que les condujo hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciendo oro como el presente conferido a los reyes, incienso por ser el empleado en el culto en los altares de Dios y mirra, un compuesto embalsamador para los muertos. Antes de llegar, en la ciudad de Jerusalén, encontraron al gobernador Herodes el Grande, quien astutamente les conminó a que, de regreso, hablaran con él para darle noticia del sitio exacto donde se encontraba dicho niño, para poder ir él también a adorarle. En realidad, lo que quería era darle muerte, por eso ordenó la matanza de los inocentes.
Pero más allá de la fiesta religiosa, este día de cierre del periodo navideño de cada año, es el típico día en nuestra cultura,  por el cual se le hacen importantes regalos a todo el mundo para que se puedan disfrutar de ellos a lo largo de todo el año, y tras la tradicional cabalgata que ha precedido este noche mágica, los niños y niñas y los no tan niños o niñas, ven cumplidos sus deseos y sus ilusiones como por arte de magia de habrán hecho realidad.
Yo personalmente he disfrutado siempre y sigo disfrutando como nunca del día de los Reyes Magos. El ponerles agua y un poco de comida cuando era pequeño al lado del árbol no es más que un adorno, pero lo importante es lo que se transmite al abrir los regalos todos juntos, al compartirlos con tu familia, y ahora mas incluso de mayor al ver a la gente abrir los regalos que tu les has hecho. Después el desenvolver los regalos y comprobar que efectivamente los juguetes que cada uno ha pedido ha llegado a su destinatario, y a veces los que no han pedido también, llega la fase de desembalaje y montaje en la que entramos en juego los padres, complicándonos la vida con complejos manuales de instrucciones y piezas que no sabemos donde se van a colocar, y una vez liberados de sus ataduras y armados, los juguetes están listos para que los niños empiecen a disfrutarlos en un día repleto de magia e ilusión.
Muchas veces uno piensa que habría que decirles a los niños toda para verdad, pero yo creo en los Reyes Magos. Y en Papá Noel. Porque aunque sé que detrás de un espectáculo de magia hay truco, lo observo con ilusión igualmente; por eso, de alguna manera, creo en ellos, y en muchas otras cosas que no veo. De eso trata todo en la vida, de ponerle ilusión. Yo no miento a mis hijos por ilusionarles con Papá Noel y los Reyes Magos. Tampoco miento cuando les leo cuentos con historias que no son reales, no miento cuando les dejo ver películas con genios que salen de lámparas maravillosas o superhéroes que vuelan. Es su ilusión la que hace que ellos crean, ¿qué hay de malo en ello?, para que nuestros niños puedan vivir con ilusión.



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