"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

COMO CAMBIAN LOS TIEMPOS

Que lo tiempos están cambiando, ya no lo duda nadie. Cambios que a veces pasan hasta desapercibidos por la sociedad o más bien no paramos a reparar en ello, sobre todo por aquello de que lo urgente, nos impide hacer o pensar en lo importante. Cambios que a veces se producen en menos de una década o menos de un lustro si me apuran un poco, pero cuando miramos hacia atrás, media un abismo entre una cosa y otra, y sobre todo marcan el devenir de nuestra vida cotidiana de una manera considerable.
Uno de los cambios que cada vez vengo percibiendo más, es cómo ha evolucionado la forma de felicitar las navidades, de un tiempo a esta parte, o como ha ido cambiando desde que yo tengo uso de razón hasta nuestros días, y ciertamente el cambio es bastante sustancial y nada tiene que ver las felicitaciones de ahora con las que se hacían hace ni tan siquiera un par de décadas, ni en la forma, ni en el contenido, pues cada vez todo está más conseguido, o cada vez somos más detallosos a la hora de felicitar las pascuas a nuestros familiares, clientes, amigos o compañeros.
Recuerdo cuando mi padre compraba aquellas cajas de crismas de navidad a Unicef, que se los traía el cartero, que de manera calmada y tranquila los fuese escribiendo uno a uno, para enviárselos a los familiares, amigos y allegados, con los mejores deseos de paz y felicidad a todo aquel que lo recibiera. Por el contrario en casa se recibían una gran cantidad de estos crismas con la misma misión que los que por mi padre se enviaban, y que se iban colocando alrededor del árbol de navidad como si de un adorno navideño más se tratara.
Cuando la telefonía móvil empezó a imponerse entre la sociedad, se pasó de una manera agigantada de esos crismas realizados con tanto esmero, al envío de SMS, primero a los seres más queridos, y después al público en general, de tal manera que nos pasábamos la noche entera con el móvil en la mano leyendo felicitaciones y mensajes románticos, o chistosos otros que nos hacían soltar más de una carcajada, sin olvidarnos de aquello de “hola soy Edu, Feliz Navidad”.
Pero según la telefonía móvil iba avanzando, iba cambiando la forma de hacer llegar nuestras felicitaciones. Enterrados ya los crismas, se iban enviando algunos por correo electrónico. Pero el boom llega de la mano del Whasapp, el cual nos permite poder hacer envíos de manera masiva a cualquier lugar o con cualquier contenido. Y lo que era más gracioso. Sin costo alguno. Tan sólo había que tener a la persona que se le pretende enviar el mensaje en nuestra lista de contactos, escoger la frase, la foto o el vídeo de felicitación y ale surcando las ondas, a dar la vuelta al mundo, o al compañero de mesa que tenemos a menos de medio metro.
Ahora este año la crem de la crem es eso del Mannequin Challenge, que se ha puesto demasiado de moda y que casi todos nos hemos quedado quietos para que con un teléfono móvil de los inteligentes se nos grabara, en una sola postura, para al final utilizar este vídeo como soporte de felicitación. Felicitación algo extraña, sobre la que pienso, que quien nos iba a decir a los que conocimos en su día los crismas, que íbamos a llegar a esto, algo impensable por aquellos entonces.


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