Los
acontecimientos políticos han sido demasiado intensos en el seno de la Unión
Europea, y es que el referéndum en Reino Unido sobre el Brexit celebrado por los
británicos, gente de natural riguroso, han conseguido romper la Unión Europea
mediante la segregación del Reino Unido y el ejemplo que han extendido entre
otros populismos, pero también han roto el Reino Unido, excitando el celo
rupturista de los nacionalistas escoceses, que ahora exigen su referéndum para
separarse de los separatistas. También Londres se plantea la ruptura con Gran
Bretaña; la capital renuncia al campo para adherirse a la Unión. Se han
empezado a recoger firmas, ya llevan cuatro millones de firmas para exigir la
repetición del referéndum en todo el Reino Unido y no sería descartable que los
llanitos -96% de los votos gibraltareños contra el Brexit- pidan uno para abandonar el Reino Unido y volver a ser
España.
En
Bruselas seguro que estarán de nervios puesto que ellos mismos saben que no hay
una diferencia sustancial entre nuestros populistas, los antieuropeos
británicos, el frente nacional francés o los antisistema italianos. Están
hechos de la misma pasta, y ellos a la vista del melón que han abierto los del
Brexit de Reino Unido, van aprovechar todo este rebufo para tratar de imponer
sus teóricos populismos descomponiendo si para ello es necesario la Unión
Europea. Unión que todos sabemos que tan sólo ha sido en sus principios, para
la creación de un gran mercado común, en el que desde hace muchos años se
vienen imponiendo las políticas mercantilistas frente las sociales. Mercado
Común que con este austericidio liderado por Alemania comienza a desgranarse
poco a poco.
Pero
para la Unión Europea, seguro que los resultados de las elecciones en nuestro
país del 26J, han supuesto un gran alivio, al ver como el Gobierno que ha sido
gentil y servil a las teorías del austericidio, revalida una mayoría suficiente
para emprender la senda de formar gobierno y seguir adelante con sus tesis de
recuperación de la economía a su manera, de tal forma que como dice la
estadística, los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Esta
crisis va terminar por completo con una clase media que cómodamente estaba
instalada en nuestro país, y a la que se han recortado derechos, a la que le
han cerrado universidades y escuelas, a la que le han subido los impuestos,
como por ejemplo el IVA y otros muchos, y sobre la que se ciernen negros
nubarrones amenazantes de copiosos recortes ordenados desde Bruselas, que nos
volverán a llevar al caos y a la desesperación de miles de familias, que ya no
sabrán muy bien qué hacer.
Pero
llegados a este punto, el Partido Popular, claro vencedor de la elecciones, se
debe dar cuenta que de la crisis no se sale cerrando escuelas y hospitales,
sino todo lo contrario, construyendo más, no se sale paralizando la obra
pública, sino invirtiendo mucho más en ella. En definitiva el nuevo Gobierno se
debe dar cuenta que lo que ha hecho estos últimos casi cinco años ha sido ir en
el sentido contrario de lo que realmente se debe hacer para una salida airosa
de esta crisis, porque si no se puede caer en la complacencia, y en vez de ser
una de cal y otra de arena como ahora, las tendremos todas de cal o todas de
arena con lo que eso conlleva.
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